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Una sensación fresca le despertó de aquella pesadilla, que le hacía caminar como un sonámbulo aterrado. Estaba en las Alamedas de Serranos, y marchaba con la cabeza inclinada, los brazos a la espalda: la misma expresión de los tipos casi lúgubres que acostumbraban a pasear allí.

Las sierras de por tienen de largo 180 leguas, y de ancho en partes 8 hasta 20: es necesario, para que estos pobladores serranos logren algun sosiego, y cultiven tranquilamente sus tierras, que hagan guardias, con armas de fuego de 15 en 15 leguas á lo largo, y de 5 en 5 á lo ancho.

Porque habiéndose frustrado esta empresa por mar, por lo inhabitable de sus costas, como hemos visto, dice que no halla otro modo para esta tan famosa mision, por tantos años pretendida por el ánimo real, y del nuestro, sino principiando por dichos serranos, y prosiguiendo por sus inmediaciones á los inmediatos."

Cuando entró otra vez en las Alamedas de Serranos, sus piernas flaqueaban, y sintió la necesidad de dejarse caer en uno de los bancos. En aquel paseo silencioso, casi desierto, que lentamente se obscurecía, podía forjarse la ilusión de que estaba en un jardín de su propiedad, donde nadie vendría a turbar la pereza dolorosa, el anonadamiento triste en que iba sumiéndose.

Que del pueblo del Pilar llevó por guia é intérprete á dos infelices Serranos por una considerable paga adelantada, y salió de dicho pueblo en 6 de Mayo. Que se ponian de marcha á las diez, y sin parar á mediodia, se hacia alto antes de ponerse el sol, en parage de leña, agua y pasto, que no siempre le encontraban, caminando seis ó siete leguas cada dia.

Pues bien; es preciso saber que la última casa de la aldea, cuyo tejado de caballete se halla atravesado por dos claraboyas de cristales y cuya planta baja se abre hacia una calle fangosa, pertenecía en 1813 a Juan Claudio Hullin, un antiguo voluntario del 92, a la sazón almadreñero en la aldea de Charmes y que gozaba de una gran consideración entre los serranos.

El diario del Padre Cardiel que V.E. conserva, del viage que hizo 70 leguas del Volcan para el sud por tierra, dice lo siguiente: "Desde el Volcan, caminando por cerca de la costa del mar, hay como 100 leguas hasta el Rio Colorado, sin habitacion de indios: en este y en el de Sauce que está como 30 leguas mas hallá, y en su intermedio, habita la nacion Teguelche, que tiene poca comunicacion con los cristianos; puebla esta nacion las orillas del mar por aquella parte, y mas allá de él habitan otras muchas naciones hasta el Estrecho, no por la costa del mar, que es tierra estéril, sino por tierra adentro, segun las noticias que nos dán los Serranos, Aucaes y los Teguelches."

Y cuando el cerril retoño estaba más encantado en la contemplación de una maravilla nunca vista en el lugar, el autor de sus días se escurría entre el gentío, y al volver el muchacho en , ya el padre salía montado en el macho por la Puerta de Serranos, con la conciencia satisfecha de haber puesto al chico en el camino de la fortuna.

Volvió a encontrarse como en las Alamedas de Serranos, en una soledad relativa, mirando desde su banco la agitación de la feria y contemplando el cielo a través de las copas de los árboles, cuyas hojas, bañadas por el reflejo de la luz artificial, cambiaban su tono verde por un plateado mate. Allí, por un extraño capricho de su imaginación, pensó en los negocios.

Las costas del Colorado, tan yermas en el dia, abrigaban en otros tiempos tribus numerosas. Los "Diuihets" y los "Chechehets," á quienes los españoles llamaban Pampas: los "Puelches" y los "Tehuelches," mas conocidos con el nombre de Serranos ó Patagones, poblaban estas vastas soledades , de donde se lanzaban como fieras sobre nuestros establecimientos rurales.