United States or Colombia ? Vote for the TOP Country of the Week !


La mujer de Zarandilla puso la mesa, ayudada por las jóvenes serranas, que habían adquirido cierto aplomo al verse en las habitaciones del amo. Además, el señorito, con una franqueza que las enorgullecía, haciéndolas subir a la cara oleadas de sangre, iba de una a otra con la botella y la batea de cañas, obligándolas a que bebiesen.

La viña estaba llena de mujeres, y a Luis le agradaba el trato con aquellas mozas serranas que reían las gracias del señorito, y agradecían sus generosidades. María de la Luz y su padre acogían como un honor la asiduidad con que Luis visitaba la viña. De la ruidosa aventura de Matanzuela, apenas si quedaba un lejano recuerdo. ¡Cosas del señorito!

Debemos advertir aquí, que la palabra cantares indicaba también poesías de forma dramática, como se deduce de las siguientes palabras de la carta del marqués de Santillana, ya citada: «Pedro González de Mendoza, mi abuelo, usó una manera de decir cantares así como cénicos, plautinos y terencianos, también en estrambotes como en serranas.» V. á Sánchez, l. c., pág. 16.

D. Pedro González de Mendoza, uno de los más ilustres caballeros de la época de D. Pedro el Cruel, aunque partidario de D. Enrique de Trastamara, escribió también, según refiere su nieto el célebre marqués de Santillana, además de otras poesías, cantares escénicos, plautinos y terencianos, y villancicos y serranas .

A Feliciano de Salazar 70 ducados por otra de «Las Serranas» con 8 figuras y la danza de los gigantes que tiene 7 con el padre. A Hernando Manuel 210 rs. en que se le concertó la danza de «Los Cavadoresla Tarasca y Mojarrillas. 11 de Mayo.

Ella, en cambio, parecía aspirar con delectación por su naricilla sonrosada y palpitante, el vaho de macho campesino, el olor de cuero, de sudor y de cuadra que se esparcía con los movimientos del arrogante galán. Bebe, Rafael: anímate. ¡Mira a mi hombre qué amartelado está con sus serranas!

Desde poco después de 1817, comenzó á celebrarse en esta plaza una velada á la Virgen del Carmen, la cual tuvo años de no poco esplendor, viéndose entonces adornada la capilla con vasos de colores y con banderas y arcos el paseo, alrededor del cual se instalaban puestos de avellanas, de turrones, de garbanzos y de los célebres alfajores que vendían las serranas de enaguas rayadas, chaquetas de paño y sombreros de castor.