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Yacen en ella sepultados varios obispos, pero solo D. Antonio de Pazos tiene delante del comulgatorio una lápida de jaspe rojo con inscripcion que él mismo dictó en vida. Capilla de Nuestra Señora la Antigua. En 1597 la labró el jurado Alonso Cazalla en el ángulo N-E. de la mezquita primitiva anterior al ensanche dado por Almanzor.

Otros quedan sepultados en las cumbres lívidas y al primer deshielo, sus compañeros entierran piadosamente los restos de aquel que les muestra cómo acaba la triste ruta de la vida. Don Salvador era uno de esos hombres; su voz, ligeramente ronca, revelaba que había pasado más de una noche terrible entre los hielos.

Desde su cabello castaño, cubierto por un sombrero impermeable de hombre, hasta los diminutos pies y tobillos sepultados en las cavidades de unos zapatos de colosal tamaño, todo era en ella gracioso; así apareció Magdalena riéndose de nosotros de la manera más alegre, franca y bonachona.

Obras posteriores á ésta, y especialmente las de Ticknor y Rivadeneyra, dan más detalles sobre la vida y escritos de Calderón, y corrigen y amplían á nuestro historiador alemán. Sus restos se trasladaron en el año de 1841, de la iglesia de San Salvador, en donde estaban sepultados, á la de San Nicolás.

Ya nadie se acordaba de los sepultados por la mañana en el mar. Así es la vida. Ellos vivían, después de haber estado cerca de la muerte, y celebraban su fortuna. Andaban todos un poco intoxicados por el alcohol y se contaban uno a otro las mismas cosas que juntos habían visto. En general ninguno quería creer en la buena intención de Juan Machín al socorrernos.

En 13 de Abril de 1619, fueron encontrados sepultados juntos en la capilla de los Santos Médicos Cosme y Damian, en la misma parroquia de San Pedro, los esqueletos de dichos Amantes, con señales evidentísimas de ser los pertenecientes a D. Diego y D.ª Isabel.

Y luego que se les calienta la cabeza, y pierden aquel poco juicio que antes tenían, á lo mejor de la embriaguez paran todas sus fiestas en peleas, heridas y muertes; porque los rencores y los odios sepultados largo tiempo en sus pechos alevosos, por cobardía y temor, salen á fuera en tales ocasiones y se procuran vengar con furor increíble; y lo que causa más admiración es que los parientes de los muertos no se sienten nada de la injuria recibida, cuando vuelven en , por más estrecho que sea el parentesco.

Había visitado la pequeña ciudad de provincia en cuyo colegio había pasado su adolescencia, y después había ido a Brianza, el país de las rosas, donde había transcurrido parte de su juventud, donde estaban sepultados los suyos.

A lo que respondió don Quijote: -Los sepulcros de los gentiles fueron por la mayor parte suntuosos templos: las cenizas del cuerpo de Julio César se pusieron sobre una pirámide de piedra de desmesurada grandeza, a quien hoy llaman en Roma La aguja de San Pedro; al emperador Adriano le sirvió de sepultura un castillo tan grande como una buena aldea, a quien llamaron Moles Hadriani, que agora es el castillo de Santángel en Roma; la reina Artemisa sepultó a su marido Mausoleo en un sepulcro que se tuvo por una de las siete maravillas del mundo; pero ninguna destas sepulturas ni otras muchas que tuvieron los gentiles se adornaron con mortajas ni con otras ofrendas y señales que mostrasen ser santos los que en ellas estaban sepultados.

Apenas pusiéron los piés en la ciudad, lamentándose de la muerte de su bien-hechor, la mar embatió bramando el puerto, y arrebató quantos navíos se hallaban en él anclados; se cubriéron calles y plazas de torbellinos de llamas y cenizas; hundíanse las casas, caían los techos sobre los cimientos, y los cimientos se dispersaban, y treinta mil moradores de todas edades y sexôs eran sepultados entre ruinas.