United States or Vietnam ? Vote for the TOP Country of the Week !


¿Quiere el seor alguacil que le hurguemos las patas a esa señora mula? le replicaba una moza de la ciudad. Atrás os digo, y van dos. ¡Pus quite esos dedos! Mire la Antonia, que no estamos hoy de mercado. Los buhoneros aprovechaban para vender. Señora hermosa, por un real se lleva este rosario. Darete, a lo más, un cuarto. ¿Trasero o delantero? ¡Oste con el bellaco!

Pero ya que este frailecico rubio no quiere oir vuestras trovas, ni vos las cantaréis hoy, ni vos, seor bravucón, lo echaréis á él de esta venta. ¡Rayos de Dios, y qué justicia mayor nos ha caído hoy encima! exclamó poniéndose en pie un ceñudo campesino. ¿Habéis acaso comprado El Pájaro Verde? preguntó otro. Ved que no sólo el paje llorón sino vos también váis á dar de bruces en el camino.

Pues ya que tan duras entrañas tenéis, os deseo que cuando la plaga empiece á matar ingleses se os lleve á vos el primero.... ¡Pesia ! Lo que á vos os duele, seor dentista, es que muriéndose medio mundo os quedaríais poco menos que sin trabajo, vos que sólo entendéis de despoblar quijadas y apenas ganáis hoy para pan y queso.

Fiera y pálida cicatriz señalaba en lo alto su frente bronceada por el mar. Aquella tarde, apenas se hubo sentado en el cofre y puesto a referir algunos comadreos del mercado, una de las mozas, pasándose ella misma el dedo sobre las cejas, le preguntó: Decí, seor Medrano: ¿quién os labró esa guirnalda?

Tráeme el escudo, Elías, dijo Simón á un arquero. Cariacontecidos quedaron los ingleses y grande fué la risa de los de La Nuit y Brabante al ver que el sólido escudo sólo tenía el dardo del ballestero clavado profundamente y ni señales de la flecha de Simón. ¡Por vida de los tres reyes! exclamó el flamenco. Ni siquiera habéis dado en el blanco, seor inglés.

Aquí me echó el hombre una ojeada de arriba abajo, de estas que arrebañan a la persona mirada; de éstas que van acompañadas de un gesto particular de los labios; de éstas que no se ven sino entre los majos del país. Nadie es más que yo, don caballero o don lechuga; si no acomoda, dejarlo. ¡Mire usted con lo que se viene el seor levosa!

Me parece que la Revolución le hizo a usted Ilustrísimo señor.... ¡Hizo un cuerno! Me hicieron mis méritos, mis trabajos, mis... ¡seor ciruelo! Déjese usted de insultos y explique por qué he de ser yo enemigo personal del Provisor. ¿Reparto yo dinero por las aldeas al treinta por ciento?

El mismo día, recorriendo las calles, vio una bandera de compañía colgada de una ventana; preguntó por el capitán y le dijeron que se había marchado la víspera para Jerez. Iba a retirarse, cuando un soldado, que estaba sentado en un poyo, junto a la puerta, exclamó: Si vuesa mercé, seor caballero, quiere hablar con Pablo Martínez, el alférez, ahí le tiene a su derecha.

Roger vió que el corcel venía cubierto de polvo y sudor y que lo montaba uno al parecer soldado, de duras facciones y con casco, coleto de ante y espada. Sobre el arzón llevaba un paquete envuelto en blanco lienzo. ¡Paso al mensajero del rey! gritó al acercarse. Poco á poco, seor gritón, dijo el noble atravesando su caballo en el camino.

Como hay Dios en los cielos, abomino de ti y de tu clerigalla.... Fuera todos.... Nadie me entre en la tienda, que no me dejarán un copón... ni una patena.... ¡Esa lámpara, seor bandido! y , hija de perdición, no ocultes debajo del mandil... eso... eso... ese sacramento.... ¡Fuera de aquí!... ¡Padre, padre, por compasión... admita usted los santos sacramentos!...