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MÁXIMO. No: ya me has dicho que te hastía el juego de muñecos vivos, o llámense novios. ELECTRA. Buscaba en ello la medicina de mi aburrimiento, y a cada toma me aburría más... MÁXIMO. ¿Ninguno ha despertado en ti un sentimiento... distinto de las burlas? ELECTRA. Ninguno. MÁXIMO. ¿Todos se te han manifestado por escrito?

Pero fray Luis de Aliaga tenía el sentimiento de la virtud, la amaba y la practicaba. Comprendió que su suerte estaba decidida y la aceptó. No dió el escándalo de rebelarse contra ella. Tuvo bastante fuerza de voluntad para encerrar, para contener dentro de su alma sus pasiones, y que no se demostrasen en sus actos, ni saliesen siquiera á su semblante, ni á sus palabras.

Sin duda sabréis con satisfaccion que me tuvo este por mas hermosa que la egipcia, pero no será de ménos sentimiento para vos qué os diga que me destinó para su serrallo, diciéndome sin andarse con rodeos, que luego que concluyese una expedicion militar para la qual iba á partirse, vendria á .

¡Muy poco tiempo!... Y como no tenía por qué jactarme de una alianza que, lo confieso, no había premeditado y que contraje por un sentimiento de lástima, el incidente pasó inadvertido para el mayor número y fue pronto olvidado por los pocos que lo supieron.

Luciana es creyente, tiene el alma religiosa y habla noblemente de Dios y de las cosas divinas, que ella saborea como artista, más sensible, acaso, al sentimiento un poco vago de lo divino que a una fe precisa y determinada.

Si avisándole que tratan de prenderle se salva, y no le aviso, mi conducta es criminal. Es un infame, con vergüenza lo confieso; pero si no impido su persecución y su muerte, tendré remordimientos toda mi vida. La huérfana no pudo resistir un sentimiento de lástima y piedad hacia aquel hombre excéntrico que, sin dejar de ser su tirano, había sido su protector y el amparo de su niñez.

Entre éstos hay muchas composiciones de mérito y que descubren inspiración y sentimiento.

Sintiose el joven particularmente cautivado por aquella mirada, donde adivinaba cierta misteriosa simpatía; no sólo su amor propio se sintió halagado por las insistentes miradas de la joven, sino que experimentó un sentimiento de atracción, que le arrastraba hacia ella. Contentose, al principio, con decir para : ¡Qué niña tan bonita!

Has pecado, has padecido; pecar y padecer son dos aspectos de una misma cosa; por consiguiente, tienes el sentimiento de la liberación... Usando una parábola, te escuece en las muñecas el grillete de la vida».

Religioso y heroico sentimiento le asaltaba a la sola la idea del juramento. ¡Cuántos antepasados suyos habrían afrontado la muerte por un «aceto», por un «lo juro»! Y tanto más en Avila, donde se hallaba la Basílica de San Vicente, la más famosa iglesia juradera del reino. No importaba que el pacto fuese contraído con infieles.