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Pretendes que deje de querer a mi marido porque no es rico. Piensa que Dios puede castigarte algún día. De estos sufrimientos no daba cuenta a su esposo. Al contrario, en su presencia mostraba el mismo semblante tranquilo, risueño. Pero volviendo a necesitar dinero, la escena con su madre fue mucho más cruel.

Buena y valiente es mi señora, dijo Florela gimiendo; que su dolor ha vencido, su semblante ha compuesto, con vos y con doña Margarita ha hablado como si no la hubiese aguijado el impío dolor que la mordía las entrañas; solícita y amiga con doña Margarita se ha mostrado después de que vos os partisteis, y ella misma en su mismo aposento y en su mismo lecho la ha recogido, y luego se ha ido a aquella cámara donde vos a ella anoche os aparecisteis, y no pudiendo más, allí una congoja tras otra la ha acometido.

Hay un rostro celestial, Que si el rubor lo colora El corazon enamora, Y espresa el mas puro amor; Pero en cada despedida Palidece su semblante, Y mas que su lábio amante Me dice su turbacion.

Al fin sintieron el ruido de un coche que paraba á las puertas de Palacio. ¿Quién será? dijo el Rey con una gran alteración de semblante y pasando á la cámara. Anunciaron al ministro de la Gobernación. Fernando volvió á la camarilla y miró á Elías con una cara en que el consejero leyó despecho y desaliento. ¡El ministro de la Gobernación! ¿No me dijiste que iba también allí?

Manda á las esposas, á las hijas y á las mugeres de los creyentes, que cubran con un velo su semblante. Será demostracion de su virtud y preservativo contra los rumores del público. Dios es indulgente y misericordioso. »Vuestras esposas pueden andar descubiertas en presencia de sus padres, de sus hijos, sobrinos, mugeres y esclavos. Temed al Señor, que es testigo de todas vuestras acciones.

La voz del mozo rompió el silencio de la noche cantando: ¡Ay, que su amigo la espera! ¡Ay, que su amigo la aguarda! Al pie de una fuente fría, al pie de una fuente clara. Una sonrisa divina iluminó el semblante de la niña y cantó también muy quedo siguiendo el romance: Que por el oro corría, que por el oro manaba. Dejaron de sonar los pasos del joven.

A pesar de la tristeza de aquel semblante, los ojos sonreían, pero con la triste sonrisa de la resignación. Su mirada dilató mi alma, la hizo aspirar una pasión pura. Yo creo que fue compasión hacia aquella niña lo que me hizo sentir su mirada. Y a más de la compasión un no qué misterioso, que no era amor ni deseo porque ni deseo ni amor podía inspirarme aquella pobre criatura.

Y Villalonga dio principio a su relato delante de Jacinta; pero en cuanto esta se marchó, el semblante del narrador inundose de malicia.

Sin duda mis ojos dejaban ver claro lo que mi alma sentía, porque la expresión de reserva y de duda desapareció del semblante de Amparo, sustituyéndola una dulce expresión de consuelo. ¡Ah! exclamó: ¡Quiere usted reemplazar a los padres que he perdido! Y aunque procuró dominar su conmoción, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Por lo regular, aparecía el alba un tanto envuelta en crespones grises, y las copas de los grandes árboles susurraban al cruzarlas el airecillo retozón. Pasaba algún obrero, larga la barba, mal lavado y huraño el semblante, renqueando, soñoliento, el espinazo arqueado aún por la curvatura del sueño de plomo a que se entregaran la víspera sus miembros exhaustos.