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¿Cómo has entrado en Francia? preguntó él, sin hacer caso de su acento doloroso. Freya levantó los hombros. En su oficio se cambiaba fácilmente de nacionalidad. Ahora era ciudadana de una república de América. La doctora le había proporcionado los papeles necesarios para pasar la frontera. Pero aquí continuó me tienen más segura que en una cárcel.

El desastroso acabamiento de D. Felicísimo y el desplome de la casa en que vivía pusieron a Tablas en gran desesperación, porque él creía segura una buena manda en el testamento de su protector.

La vida se concentraba en la ciudad, como si la guerra asolase los campos y sólo dentro de sus muros se considerase segura. El antiguo latifundo enseñoreado del suelo, poblaba la campiña de hordas cuando lo exigían las faenas.

Si le he de decir toda la verdad, le aseguro que durante la batalla, y hasta el momento en que el cañón tronaba contra nosotros, no he tenido miedo; de antemano estaba segura que no podíamos ser derrotados; ¡eso lo había visto yo hace mucho tiempo!...; pero ahora tengo miedo.

¡Por Cristo! su tartana va a estrellarse contra los escollos exclamó el oficial . Dios es justo, y puesto que sale del canal contra la marea, su pérdida es segura. En efecto, el condenado bordeaba intrépidamente aquel paso, que el furor de las olas debía hacer impracticable.

Se había resignado a todo. Eulalia le declaraba, como él esperaba, que no podía concebir sin horror la idea de un nuevo enlace después de la muerte voluntaria de su primer marido; que estaba segura de que él tampoco querría una dicha que había costado tan cara, si es que podía llamarse dichosa una unión que dependiese de tal causa; que aprovecharse del generoso atentado del señor Spronck era hacerse casi autor de él y atraerse el castigo; que era conveniente, al contrario, dedicar la vida a expiarlo y colocarse como justos holocaustos entre la cólera de Dios y esa sombra abnegada que se había entregado a su castigo.

Si yo no encuentro á la puerta misma de la casa donde Dorotea con vos estaba al tío Manolillo que con doña Clara venía, vuestra esposa, vuestra noble y digna esposa, os hubiera visto en los brazos de esa mujer, y esa mujer se hubiera matado segura de que os dejaba á entrambos muertos. ¡Oh! ¡ved no os engañéis, don Francisco!

Afortunadamente, pensaba, nada se ha hecho aún. Se puede buscar otro expediente. El conde está enamorado y es padre; haré de él lo que quiera. Si es absolutamente necesario que se case para que legitime a su hijo, ya encontraremos otra enferma cuya muerte sea más segura y cuyo mal no sea contagioso.

Estoy segura, y hemos sido muy locos al no pensar en ello. ¡Dios mío! Sin esa imprevisión imperdonable, no hubiera ciertamente educado a Blanca aquí con él. ¡Oh! no sientas lo que has hecho, Hermancia; no sientas haber salvado a tu hermano de la desesperación...

Y, al despedirse de , aunque no con tanto ahínco y vehemencia como cuando vino, me dijo que estuviese segura de su fe y de ser firmes y verdaderos sus juramentos; y, para más confirmación de su palabra, sacó un rico anillo del dedo y lo puso en el mío.