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Entretanto, las otras personas presentes se pusieron a preguntar a Silas Marner dónde, según él, se encontraba el cuchillo; pero no quiso dar otra explicación. Agregó solamente: Estoy cruelmente herido, no puedo decir nada. Dios me justificará. La asamblea, de regreso en la sacristía, deliberó nuevamente.

Bien como le sucedió a un enfermo a quien un médico brusista había mandado no comer si quería evitar la muerte, que comiendo, según decía, lo amenazaba; el cual, a poco tiempo de este régimen dietético, se murió de hambre.

?Lo has dispuesto todo en la torre, segun lo he ordenado? Todo esta pronto, senor, ved la llave y la arquilla. Esta bien, puedes retirarte. MANFREDO solo. Esperimento una calma y una tranquilidad que no habia conocido en mi vida.

La industria estaba muy adelantada entre estos indígenas: los hombres fabricaban sus armas, iban á la caza, cultivaban la tierra con instrumentos de madera , pescaban á flechazos y construian sus canoas. Segun el decir de un autor no muy antiguo, pero recomendabilísimo por su veracidad , tenian tambien una especie de escritura.

Tenía un hijo, un mozo de diez y seis años, y su padre no quería que hiciera otra cosa más que entregarse continuamente a la equitación, bien que, según refieren, a ese joven lo asustara la equitación.

Trabuco, o sea Pepe Ronzal, de la comisión provincial, creía con la mayoría de los presentes, el jefe económico inclusive, que la razón de Estado aconsejaba preferir la pretensión del alcalde, aunque este, según malas lenguas, quería el estanco para una su ex-concubina.

Cada figura y cada parte de ella esta iluminada según el sitio que ocupa, ya por la claridad del día a que da entrada un ventanón abierto a la izquierda sobre cuyo vano destaca Apolo, ya por el resplandor que aureola la cabeza de éste, ya por las rojizas ascuas del hornillo.

Era sin duda aquél uno de los finos artistas de la palabra y de la frase, según se decía; había caído de las más altas posiciones, y mi tía lo abominaba como todo el partido de la gran política que no le conocía sino por el apodo que se le daba y que no es del caso mencionar.

Juana Parrado, según las relaciones coetáneas, no era una cualquiera como parece, pues, tenía nada menos que pacto con el demonio, á quien trataba con mucha llaneza, y me parece de verdadera curiosidad para conocer detalles de aquella individua y del suceso que la hizo célebre, reproducir estas líneas del manuscrito de fray José de Muñara, y que no dejan de ser donosas.

La mentada doña Dulcinea del Toboso, por su verdadero nombre Aldonza Lorenzo, gritaba a la par de Teresa Panza, al doliente caballero: ¿Qué os hice para que también os metierais conmigo, según se me ha dicho, en esas historias mentirosas que corren impresas por ahí?... ¡Nada os importa, ni a vos, ni al mundo, que yo huela o no huela a ámbar, que sea soberbia princesa o zafia labradora!...