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Yo no te digo más que una cosa, que si pasa algo entre ese sacristán y , te despellejo a ti y a él, y le pego fuego a la casa, aunque me lleven a presidio para toda la vida. La Ignacia se echó a llorar, pero cuando Martín le dijo que Bautista se quería casar con ella y que tenía dinero, se secaron pronto sus lágrimas. ¿Bautista quiere casarse? preguntó la Ignacia asombrada. .

10 Porque la tierra está llena de adúlteros; porque a causa del juramento la tierra está desierta; las cabañas del desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su fortaleza no derecha. 11 Porque así el profeta como el sacerdote son fingidos: aun en mi Casa hallé su maldad, dijo el SE

Inclinándose juntas, se secaron las lágrimas con el ruedo del vestidito negro. Y volvieron a mirarla, más adustas, Raquel con sus claros ojos verdes, Adriana con sus ojos negros, con sus ojos negros y asombrados. ¿Asombrados por qué? Una amargura indecible pasó por el alma de Adriana. La visión se borró. Y quiso recordar otros años aun más lejanos.

Se les condujo a Bonifacio y permanecieron dos días con nosotros en la marina... Después que se secaron bien y se pusieron en pie, ¡buenas noches, buena suerte! ¡Regresaron a Tolón, donde volvieron a ser embarcados para Crimea!... ¿A que usted no adivina en qué buque?... ¡En la Ligera, señor!... Los vimos a todos veinte, tumbados entre los muertos, en el sitio donde nos encontramos ahora... Yo mismo conocí a un lindo sargento de finos bigotes, un pisaverde de París, a quien había hospedado en mi casa y que nos había hecho reír todo el tiempo con sus historias... Al encontrarlo allí, se me partió el corazón... ¡Ah, Santa Madre!...

¡Oh! ¡Qué bueno eres! Y, en un momento, las lágrimas de Luisa se secaron. Marcharemos a batir los bosques, a luchar. ¡Ah! exclamó Hullin moviendo de arriba abajo la cabeza ; ahora lo veo claro; no puedes negar que eres la pequeña heimatshlos. ¡Vaya usted a domesticar una golondrina!

Los perales se los regalé á D. Lino Pereda, pero todos se secaron, lo cual me ha disgustado mucho, aunque presumo que habrá sido porque los plantó en tierra demasiado húmeda. Lo mismo se peca por lo mucho que por lo poco. No dejes de mandarme en tiempo oportuno algunos otros de buena casta, pues se los he prometido al cura de la Segada.

Recibieron luego duchas de agua perfumada, se secaron con finísimas sábanas de lino y quedaron como nuevos de puro lustrosos. Todos parecían más guapos y más jóvenes que antes. Los coletos, los gregüescos, las calzas y demás ropilla exterior todo se había limpiado, quedando muy decente y desapareciendo las manchas sin el empleo de la bencina ni de otras sustancias apestosas.

Y por esto tal vez, expresando el dolor de aquella marcha que para algunos no tendría la alegría del regreso, una voz amante, una voz de mujer dulce y amorosa cantó con suspiros y lágrimas: «El día que se fueron los milicianos, aquel día mis ojos no se secaron. ¡No se secaron el día que se fueron los milicianos

12 Se secó la vid, y pereció la higuera; el granado también, la palma, y el manzano; se secaron todos los árboles del campo; por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres. 13 Ceñíos y lamentad, sacerdotes; aullad, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitado es de la Casa de vuestro Dios el presente y la libación.

Si a Isidora le hubieran dejado caer de un golpe sobre el corazón todas las cataratas del Niágara, no habría experimentado sensación más dolorosa de choque duro y frío. Quedó convertida en estatua, y sus lágrimas se secaron, evaporadas por el vivo calor interno que le salió a los ojos. ¡Completamente equivocada!