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Y vosotros, mozalbetes, cuidado con tocar esos espadines que lleváis ú os hago tragar un palmo de hierro en menos que canta un gallo. ¡Dios sea loado! exclamó en aquel momento Roger, viendo venir hacia ellos un casco enorme sobre roja melena, que descollaba entre la multitud. ¡Á , Tristán! Y también Simón. ¡Á , compañeros, ayudadme á proteger á una mujer y un anciano!

Fortuna ya la tienes, por la bondad de Dios, que ha derramado sus dones sobre tu padre. ¡Pues á casarse con un muchacho de porvenir y de talento, que sea en lo futuro un hombre de Estado, y se cubra de gloria sirviendo á Dios y á su país! Eso no es difícil encontrarlo. Ahí tienes, por ejemplo, á tu primo Urquiola. Pepita hizo un mohín de protesta. No: ese no.

De esta teoría dimanó la del entendimiento agente, de que se han reido algunos con sobrada ligereza. Esta hipótesis, sea cual fuere su valor intrínseco, tiene en su apoyo consideraciones de gran peso, si prescindiendo de las formas con que se la ha expresado, se atiende tan solo á su profundidad ideológica.

El amor y las consecuencias que de él se desprenden constituyen el primer fin de la unión conyugal o sea del matrimonio. Tal es lo que se encuentra establecido en todas las legislaciones y muy particularmente en la canónica, que es la fuente más pura de todas ellas. La mujer, por consiguiente, obra más bien impulsada por la fantasía y el sentimiento, que por la razón...

Ambos entonces, imitando a la zorra, y perdóneseme lo ruin de la comparación, dicen no están maduras, y se vuelven a la isla desierta, donde viven en soledad y conversación interior hasta que les llega el día de su glorioso tránsito, o sea de la muerte. Así, y no creo que muy libremente interpretada, es la novela filosófica de Tofail.

A un tal Pepazus me respondió éste . Un mozallón como un cajigu, que remueve dos hazas de una cavá, come por cuatru cavones, y descurre menos que este moriu que tenemus delante. Dícese que tien el Toperu esta manía: no es porque yo sea capaz de juralu, que como usté, señor don Marcelu, pué cavilar, a ya ¿qué me va ni qué me vien en estas cantimploras?

No queremos decir por esto que sea el amor propio defecto exclusivo de los que por su talento se distinguen: generalmente se puede asegurar que no hay nada más temible en la sociedad que el trato de las personas que se sienten con alguna superioridad sobre sus semejantes. ¿Hay cosa más insoportable que la conversación y los dengues de la hermosa que lo es a sabiendas?

Amigos , porque lo que es querer... No vuelvo yo a querer a ningún hombre, como no sea a mi marido, siempre y cuando haga lo que le mando. ¡A su marido! No me parece mal. Y ahora que está hecho un santo... Santo, no... ¡qué simplezas dice usted! Santo; así como suena. De modo que será usted también santa... Pues yo seré su discípulo.

6 He aquí, que vienen días, en que todo lo que hay en tu casa, sea llevado a Babilonia, y todo lo que tus padres han guardado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice el SE

En general no se descubre ninguna contradiccion en que una cosa se represente á si misma á los ojos de una inteligencia, si se supone que de un modo ú otro estén unidas. En el caso pues de que la cosa conocida sea ella misma inteligente, no se ve ninguna dificultad en que ella sea para misma su propia representacion y que de consiguiente se confundan en un mismo ser la idealidad y la realidad.