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Leibnitz, cuando Schopenhauer le compara con él mismo y con Kant, es un miserable pigmeo, y tonterías y nada más que tonterías son su armonía preestablecida y sus mónadas. El desenfado con que Schopenhauer fustiga a sus colegas tiene antecedentes en abundancia. Ya nos cuenta Gil Blas que los que disputaban en las aulas de Salamanca más parecían energúmenos que filósofos.

El concepto que formaba doña Inés del universo visible y de cuantas cosas hay en él y en él se sustentan, era concepto más pesimista que el del propio Schopenhauer; pero el de doña Inés estaba dulcificado por dos potencias benéficas y fecundas que había en su alma. Ella podría ser, o era, más o menos pecadora.

Lo cual significa que tanto la espinaca como el perejil «no quieren ser trasplantados». Esta frase es de un viejo tratadista de horticultura; yo creo que hubiese encantado al autor de La Voluntad de la Naturaleza, o sea, Schopenhaüer. También acompaña a estas plantas en sus ideas conservadoras la hierbabuena. Ya el nombre lo dice: es una buena hierba.

Por recomendación de Schopenhauer, hemos venido a inscribir nosotros en la lista de los más notables filósofos a Baltasar Gracián, alguna de cuyas obras Schopenhauer ha traducido y ensalzado. El Criticón, v. gr., es para Schopenhauer un prodigio, y en todos los tratados de Gracián rebosa la filosofía. El Sr.

Schopenhauer, su ídolo de momento, se burlaba de la filosofía que sube a la cátedra para darse a entender. Sería pensador independiente; sería escritor. Y Maltrana, filósofo de diez y nueve años, con un ligero vestigio de bigote, se lanzó al mundo.

El tío Tomás parecía más escéptico y pesimista que Schopenhauer: el pobre siempre debajo, el rico siempre encima; para el pobre los palos, para el rico los gustos: lo único que debía procurarse en este mundo era el hacerse rico. Burlábase zafiamente de los curas; contaba acerca de ellos mil chascarrillos obscenos: no obstante, como todos los aldeanos, era supersticioso, por más que lo ocultaba.

El obispo es uno de esos hombres espirituales que cuando comen lo hacen como a pesar de ellos, con discreción, dando a las elegantes razones que se cruzan entre los comensales, más importancia que a las viandas. Nietzsche, Schopenhaüer, Stirner dice el obispo son los bellos libros de caballerías de hogaño.

Ni mis cortas luces ni la brevedad que debe tener este artículo consentirían, pongamos por caso, que yo impugnara aquí las doctrinas de Schopenhauer en el libro ya publicado y cuyo título es Sobre la voluntad en la naturaleza. ¿Pero no me sería lícito recelar, no sólo la falsedad de la doctrina, sino lo huero o vacío que en ella puede notarse, fundándose en puro juego de palabras y en llamar las cosas o sus cualidades con nombres que no han tenido jamás, en castellano al menos? ¿Qué diantre de voluntad es esa que se ignora a misma y que ignora lo que quiere y que produce, sin embargo, el universo y las leyes matemáticas, físicas y morales que, sin duda, le gobiernan? ¿Cómo de esa voluntad sin conciencia nace la conciencia? ¿Cómo nace la inteligencia de lo que no entiende? ¿Por muchas vueltas que se a un objeto, brotará en él algo que no esté en germen en él y que no traiga además de fuera de él la sustancia y la fuerza y la ley que para el desenvolvimiento del germen se requieren?

Acaso bebí el germen pesimista en las fuentes románticas: en algunas páginas de Chateaubriand, en el Werther, en las cartas de Fósculo, que repasé mil y mil veces; en los melancólicos versos de mis poetas favoritos. Después he leído las obras de Leopardi, de Schopenháuer y de Hártman, y confieso que me son simpáticos, aunque no acepto sus ideas.

Cuando le adivinaba interesado por un volumen, exigía inmediata participación: «Cuéntame el argumento». Y el «secretario» no sólo hacía la síntesis de comedias y novelas, sino que le comunicaba el «argumento» de Schopenhauer ó el «argumento» de Nietzsche... Luego, doña Luisa casi vertía lágrimas al oir que las visitas se ocupaban de su hijo con la benevolencia que inspira la riqueza: «Un poco diablo el mozo, pero ¡qué bien preparado!...»