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Además, en las afueras le salen algunos rabos a la villa, donde han edificado suntuosas casas los indianos. Son lo que pudiera llamarse el ensanche de la población. Al llegar la columna caminando por la calle de Atrás, cerca de la de Santa Brígida, oyó gritos y lamentos que la obligó a hacer alto. ¿Qué es eso, Marcones? preguntó el alcalde.

aquí la santa casa de adoracion que sobrepuja en suntuosidad, belleza y gallardía á las mas afamadas mezquitas de Arabia, Siria y Africa: oid lo que de ella canta el poeta Mohammed Ibn Mohammed Al-baluní : «Ha gastado Abde-r-rahman por amor á su Dios y en honor de su religion ochenta mil dinares de plata y oro.

De aquellas once mil, una cabeza Los ingleses tambien en aquel dia A mal echaron! ¡Santa y rica pieza! ¿Quien duda á Dios la Virgen le diría, "La injuria á vos, Señor, bien se endereza, Y contra vos el mal se cometía, Pues sois para vengarla poderoso, Destruya vuestra diestra al flagicioso."

Puesto en práctica este proyecto con la primera expedicion que salió de Montevideo, al mando de D. Juan de la Piedra, se descubrió el puerto de San José, donde quedó formado el primer provisional establecimiento; y por la poca agua que llevaban las embarcaciones, falta de caballos, bueyes y mulas para conducirla de las fuentes que se descubrieron, y mala calidad de los viveres, enfermò la gente, y faltó la constancia á esperar los socorros del Rio de la Plata ó del Rio Negro, que á poco tiempo fué descubierto: obligando con los términos mas violentos al comandante D. Antonio de Viedma á que se retirase con casi el todo de la gente, á la plaza de Montevideo, en el paquebot Santa Teresa.

Este día 8 de Agosto se leyó en el Cabildo de la Santa Iglesia una carta de Lima del Dr. don Diego Andrés de Rocha, el cual enuia al Cauildo vn libro que ha escrito sobre el Apocalipsi. Mandó su señoría que se le responda.

La existencia de este rosal, por una extraña casualidad, se ha conservado en la historia; pero no trataremos de averiguar si fué simplemente un arbusto que quedó de la antigua selva primitiva después que desaparecieron los gigantescos pinos y robles que le prestaron sombra, ó si, como cuenta la tradición, brotó bajo las pisadas de la santa Ana Hutchinson cuando entró en la cárcel.

Contáronme cosas fabulosas sobre el lujo de ostentacion que se despliega en Sevilla en la Semana Santa, coincidiendo con la gran feria sevillana.

En resumen, la lucha terminó felizmente, porque los ingleses comprendieron la imposibilidad de represar al Santa Ana, a quien favorecían, a más de los tres navíos indicados, otros dos franceses y una fragata, que llegaron en lo más recio de la pelea.

La verdad es que he visto muy poco del mundo, buena mujer, respondió el joven. Tanto mejor para vos. Y ahora, aquí tenéis el hatillo para el bueno de Rampas y decidle que no se prisa por devolver esas ropas. Cuando buenamente pase por aquí cerca puede dejarlas en la cabaña. ¡Virgen Santa, cómo estáis cubierto de polvo! Bien se ve que en los conventos no hay mujer que os cuide.

Quien supiera o pudiera apartar el ramaje vistoso de ideas más o menos contrahechas y de palabras relumbrantes, que el señorito de Santa Cruz puso ante los ojos de su mujer en la noche aquella, encontraría la seca desnudez de su pensamiento y de su deseo, los cuales no eran otra cosa que un profundísimo hastío de Fortunata y las ganas de perderla de vista lo más pronto posible. ¿Por qué lo que no se tiene se desea, y lo que se tiene se desprecia?