United States or Maldives ? Vote for the TOP Country of the Week !


Berenguer con sentimiento que debia, según él refiere en su relacion que envió al Rey Don Jaime II. de Aragon, dijo al tiempo que se partia, cuando sus ruegos y razones no le pudieron detener, que el Infante fué como le plugo y no como hijo de su padre. No perdieron los nuestros ánimo con la partida de Don Sancho, ni verse desamparados de la mayor fuerza les hizo mudar parecer.

Viva mil siglos la gran Dulcinea del Toboso, y sea su nombre estendido por toda la redondez de la tierra, pues mereció ser amada de tan valiente y tan honesto caballero, y los benignos cielos infundan en el corazón de Sancho Panza, nuestro gobernador, un deseo de acabar presto sus diciplinas, para que vuelva a gozar el mundo de la belleza de tan gran señora.

-Basta que me entienda Dios, mujer -respondió Sancho-, que

En fin, dio cuenta de la burla que Sancho había hecho a su amo, dándole a entender que Dulcinea estaba encantada y transformada en labradora, y cómo la duquesa su mujer había dado a entender a Sancho que él era el que se engañaba, porque verdaderamente estaba encantada Dulcinea; de que no poco se rió y admiró el bachiller, considerando la agudeza y simplicidad de Sancho, como del estremo de la locura de don Quijote.

-Sea en buena hora -dijo Sancho-; y yo le diré a vuestra merced quién soy, para que vea si puedo entrar en docena con los más hablantes escuderos. Con esto se apartaron los dos escuderos, entre los cuales pasó un tan gracioso coloquio como fue grave el que pasó entre sus señores.

-Así es la verdad -dijo la duquesa-; pero dígame agora, Sancho, qué es esto que dice de la cueva de Montesinos, que gustaría saberlo. Entonces Sancho Panza le contó punto por punto lo que queda dicho acerca de la tal aventura.

No se le quitaba Sancho del lado, el cual alargaba cuanto podía el cuello y la vista por entre las piernas de Rocinante, por ver si vería ya lo que tan suspenso y medroso le tenía.

-Eso pido, y barras derechas -dijo Sancho-; a eso me atengo, porque todo, al pie de la letra, ha de suceder por vuestra merced, llamándose el Caballero de la Triste Figura. -No lo dudes, Sancho -replicó don Quijote-, porque del mesmo y por los mesmos pasos que esto he contado suben y han subido los caballeros andantes a ser reyes y emperadores.

Finalmente, volvieron al carro, y, en llegando, dijo don Quijote al carretero: -Volved, hermano, a uncir vuestras mulas y a proseguir vuestro viaje; y , Sancho, dale dos escudos de oro, para él y para el leonero, en recompensa de lo que por se han detenido.

Así que, Sancho, deja ese caballo, o asno, o lo que quisieres que sea, que, como su dueño nos vea alongados de aquí, volverá por él. -Dios sabe si quisiera llevarle -replicó Sancho-, o, por lo menos, trocalle con este mío, que no me parece tan bueno.