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Las estrellas tenían una claridad inmensa, y el ojo se detenía extasiado ante su rápido y fugitivo fulgor. Los recuerdos venían y el sueño se alejaba... El guía se me acercó y me dijo: ¿No puede dormir, señor? No, pero no lo siento. La noche está muy linda. ¿Por qué no toma un mate y hace hablar a don Salvador? Es un viejo que conoce medio mundo y sabe más que Licurgo.

7 Mas las fábulas profanas y de viejas, desecha, y ejercítate para la piedad. 8 Porque el ejercicio corporal es provechoso para un poco; mas la piedad a todo aprovecha, porque tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. 10 Que por esto aún trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, el cual es Salvador de todos los hombres, y mayormente de los fieles.

A Rita le resbalaban por las arrugas de las mejillas unos lagrimones como puños, y, con hipo de sollozos, le decía a la niña: Salvador vendrá en seguida; te llevaremos a Luzmela...; no llores, santa mía, no llores, paloma....

Es su seriedad propia, su traje adusto, lo que le da esa apariencia melancólica respondió el médico. No, no; cuando habla parece que va a llorar.... Salvador se quedó pensativo, un poco inquieto.

Doña Rebeca había manifestado a este deseo una ostensible oposición, y la anciana hubo de conformarse con visitar a la niña en todas las ocasiones posibles. De estas visitas no salía nunca tan satisfecha como Salvador. En una de las que hizo por aquel tiempo quedóse como nunca mal impresionada, y, de regreso a Luzmela, iba murmurando: Está triste la niña....

Á cada lado de la Vírgen, se ven las figuras de Luis XIII y Luis XIV, que presentan una corona á la madre del Salvador.

Urbási, desde que llegó a ser núbil, se sintió atormentada por amor sin objeto; pero no sin objeto, sino por objeto a su ver imaginario, que columbraba su mente en la vaga penumbra de confusos recuerdos, en las casi borradas impresiones que anteriores existencias acaso han dejado en el alma. Antes de que te viese, Urbási te amaba. Te vio, y fuiste su salvador. En el día, Urbási te idolatra.

Salvador no pudo contenerse. No eres le dijo , quien ha hecho esas cosas, sino Zumalacárregui.

Fue entonces cuando don Salvador me narró la curiosa aventura, que a mi vez puse por escrito apenas me fue posible, en mi estilo llano y simple, no atreviéndome a imitar el lenguaje especial y pintoresco con que el narrador lo adornó.

Asistió después a las Cortés de Monzon, murió en 13 de Noviembre de 1585, y fue enterrado con la mayor solemnidad en el templo del Salvador de la ciudad de Zaragoza.