United States or Mali ? Vote for the TOP Country of the Week !


D. Tomas Manuel de Anchorena: á quienes se encarga muy especialmente, le hagan comprender el fin que se ha propuesto este Cabildo con semejante arbítrio, y cuanto interesa á la quietud pública y á la salud del pueblo el que se lleve á su término, quedando abierto el acuerdo hasta que regresen. Regresaron los Señores Diputados y espusieron, que el Exmo. Sr.

El cuitado de D. Valentín no sabía qué hacer: andaba inquieto; bullía de un lado á otro, sin atreverse á entrar en la alcoba de su mujer para que no le despidiese á gritos, porque venía á turbar su reposo, y sin atreverse tampoco á no estar allí cerca para que su mujer no le acusase de indiferente, egoísta y desalmado, que no miraba con interés sus males, y ni siquiera preguntaba por su salud.

Se detuvo de pronto el automóvil junto á unas casas arruinadas y ennegrecidas por el incendio. Ya hemos llegado dijo el oficial . Ahora habrá que caminar un poco. El senador y su amigo empezaron á marchar por la carretera. Por ahí no volvió á decir el guía . Ese camino es nocivo para la salud. Hay que librarse de las corrientes de aire.

Después de dos horas de conversación, el señor de La Tour de Embleuse desembrolló el caos de sus ideas, lloró la muerte de su hija, temió por la salud de su esposa, lamentó las tonterías que había hecho y estimó a la señora Chermidy en su justo valor. El señor de Sanglié le dejó a la puerta de su casa muy aliviado, ya que no curado.

Cuando el milagro era el agente exclusivo para la conservación de la salud, la mortalidad excedía del 30 por mil, y en razón de la enorme mortalidad infantil, el término medio de la vida humana no pasaba de quince años, que se han doblado primeramente para los anglosajones, porque la higiene experimental ha hecho descender la mortalidad a cerca de 15 por mil, mientras excede todavía del veinticinco en la cepa española.

Durante la comida, Huberto hizo hábilmente algunas preguntas las cuales fueron contestadas evasivamente, pues en el fondo todos estaban más preocupados de la salud del señor Aubry que de su situación comercial.

Cediendo a todas estas consideraciones, el P. Enrique miraba por su salud y por su vida, sujetándose a un régimen ordenado y bueno.

Hacia la primavera de 1616 había concluído el Persiles: el estado de su salud empezaba ya á inspirar algún cuidado; creyó mejorarse variando de aires, y, con este objeto pasó á Esquivias á visitar á sus parientes. Pero el mal se empeoró, y, viendo cercano su fin, quiso morir en su casa. Su vuelta á Madrid le inspiró el prólogo de su novela, jocoso y patético á un tiempo.

Al fin se fijó el día para la boda, y unos cuantos antes del señalado ocurrió lo que ya conté y el proyecto de mi amo. Por esto se comprenderá que Doña Francisca tenía razones poderosas, además de la poca salud de su marido, para impedirle ir a la escuadra.

Ni la salud de Andrés ni su «piquillo» resistirían cuatro años de gastos, y cuatro años, cuando menos, me serían necesarios para que tuviera yo un título y pudiera tratar de compañero al doctor Sarmiento o al Lic. Castro Pérez. Hube de conformarme con lo que la suerte me deparaba.