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Aquì puerto y lugar aparejado Para surgir mil naves está bueno: Entre la isla y la tierra va ensenado, Un golfo de pescados todo lleno; De una parte y otra reguardado De vientos, todo alegre y muy ameno. Empero del armada Zaratina Aquí fuè la caida y grande ruina.

Verificábase en Lucía la encantadora transición de niña a mujer; sus movimientos, más lentos y reposados, tenían mayor gracia; al paso que en él, la madurez se trocaba en vejez, más bien que por los años, por la ruina de la organización. Mostrábase Lucía con él tanto más afectuosa, cuanto más le veía roído por los achaques, y cuanto más notaba en su rostro las huellas del padecimiento cruel.

Y sin embargo la razon no puede contradecirse: dos demostraciones contradictorias serian la contradiccion de la razon misma y equivaldrian á su ruina completa; la contradiccion pues no existe ni puede existir, sino en la apariencia. ¿Pero dónde está el nudo? ¿cómo se desata? ¿quién puede lisonjearse de conseguirlo?

Si ese hombre es continuó don Eugenio quien tiene que evitar la ruina de Antonio, bien estamos. Yo veo claro, y por eso chillo hasta ser impertinente.

Si entre los fantásticos vapores de la bruma, y a la caída de la tarde, dirigimos la mirada sobre este castillo, lo vemos desaparecer entre las sombras. Entonces únicamente queda una montaña negruzca y un barranco amarillento. Una ruina sobre el monte o una vela sobre el mar, forman y completan un paisaje.

Las niñas, a pesar de sus elegantes trajes, creían que todos se fijaban en ellas para sonreír compasivamente, y doña Manuela marchaba erguida, con altivez dolorosa, poco más o menos como Napoleón en Santa Elena después de la denota. La viuda presentía su ruina.

Un mozo, que atambor fuè de la armada, En esta cruda, horrenda y grande ruina, Sabiendo se guardaba en la posada De Florentina y Doña Catalina, El resto de raciones, ya pasada La media noche, á priesa va y camina; Y entrando en la chozuela le sentian Las damas, y al encuentro le salian.

Pues nunca he sido verdaderamente vicioso. ¡Oh!, ¡quién hubiera sido poeta!... Derramando mi idealidad en versos, habría conservado mi ser moral. Pero nunca supe hacer una cuarteta, ni he sabido distinguir a Júpiter de Neptuno... ¿Ves cómo estoy? ¿Ves mi ruina? Pues mira, tengo la conciencia tranquila. No he despojado a nadie.

Juanito quedó clavado en el suelo por el asombro, con los ojos desmesuradamente abiertos, mirando a un lado y a otro, sin ver nada. Los demás seguían cabizbajos, oyendo por centésima vez la relación del señor Cuadros, que parecía enloquecido por la ruina. ¡, hijo mío! Yo también he estado allí. Aquello es una desolación.

Entre el pueblo bajo corría la historia de las aras, de la ruina de don Santos, de los millones del Magistral depositados en el Banco; con tal motivo algunos obreros de la Fábrica vieja hablaban de ahorcar al clero en masa. A esto lo llamaban cortar por lo sano.