United States or Lebanon ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sintió, como llegó, que andaba estruendo, Sonido de arcabuces y gran grita, Al Abrego prenderle pretendiendo, El Mirabal, vereis tanto se incita: El Abrego la fuerza resistiendo, Que se mete ya en colera infinita; Estaba el sin ventura ya tan ciego, Que poco aprovechaba con el ruego.

6 Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en todo con oración y ruego y acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en el Cristo Jesús.

Yo de lo que se trata y tal vez tengo algo que añadir. Poníale al mismo tiempo una moneda de plata en la mano. Tomó la carta, y como el sobre estaba todavía húmedo no tuvo que romperlo, halló dentro el billete de de Sontis que la señora de Maurescamp devolvía, habiendo puesto después de las palabras del capitán, esta breve contestación: «Le ruego que no se incomode

Porque... tengo ciertas inquietudes.... quiero hablar con Juan... Dígame a ... Sería inútil; Juan será claro; quiero hablar con Juan. ¿Con Juan? protestó la joven alarmada. ¡No, padre, se lo ruego, no le hable de Huberto a Juan! ¡Para qué!... ¡Qué puede él saber!... Es hombre de buen consejo y necesito saber cosas que él solo... ¿Son las ocho? Anda, ve si ha llegado.

Era un consuelo egoísta y feroz ver que á todos llegaba la desgracia, sin reparar en años ni en gallardías... Por esto accedió al ruego de su primo, haciendo llamar al ingeniero. ¡A ver, que pasase aquel compañero de desgracia!... Fernando no quiso sentarse; tenía prisa por volver á los altos hornos después del tiempo perdido; deseaba cumplir sus deberes hasta el último momento.

Nunca es demasiado tarde, porque si una obra cuesta largo tiempo hacerla, un buen ejemplo se da muy pronto. Tengo la afición y la ciencia de la tierra, escaso amor propio que le ruego me perdone. Fertilizaré mis campos mejor que supe hacerlo con mi espíritu, con menos costo, menos angustias, y más utilidad para el mayor provecho de todos los que me rodean.

Entremés, que hizo el auctor á ruego de una Monja, parienta suya evangelista, para representarse como se representó en un monasterio de esta cibdad, día de San Juan Evangelista.

Había llegado deshecha, el pie incierto y pesadísimo, y en su facies angustiosa la morfina, que había sacrificado cuatro horas seguidas a ruego de Nébel, pedía a gritos una corrida por dentro de aquel cadáver viviente.

Yo se lo doy. ¿Yo lo necesito? El me lo da. ¡Cómo dos hermanos! Pero, tía: ¿no ve usted que no viene a verme, ni me busca? ¿Cuántas veces ha venido? , eso es cierto; pero la verdad es que no ha estado aquí. Su mamá me dijo que en Pluviosilla tiene unos parientes con quienes ha pasado todo el mes. Vas a visitarlo.... ¡Antes tan amigos... y ahora...! Mira, vas; irás porque yo te lo ruego.

Lo que Agapo no se atrevía a decir, es que él era el protector de aquellos amores contrariados, el correo de gabinete entre los dos tórtolos; su buen corazón no había podido resistir al ruego de Quilito... y a la propina de dos pesos por carta, enternecido ante la desgracia que separaba a sus sobrinos más simpáticos y que más quería.