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Las palabras que pronuncia la inconsolable dama para excitar la lástima del despiadado caballero, rogándole que no la abandone, es de lo mejor que ha escrito Calderón; enérgicas y apasionadas para expresar su desesperación, y respirando la pena más profunda, cuando solicita en su desamparo al seductor, aseméjanse á un torrente embravecido, aprovechando los términos del romance antiguo, que aumentan más su efecto.

Para no perjudicar tus estudios, partiríamos en seguida, a fin de aprovechar el resto de las vacaciones. ¡Pues , es una magnífica idea la tuya! Esta misma noche le escribiré a mi padre, rogándole que me deje ir contigo. El señor Gardanne, que apreciaba mucho a Juan, consintió de buena gana en dar la licencia pedida, y el viaje de los dos jóvenes fue decidido.

Muchas señoras, el señor cura y yo nos hemos presentado al general Bianchi, rogándole cesara el saqueo. Este general nos ha recibido muy cortésmente, pero nos ha dejado ver que no se juzgaba dueño de dominar por completo el pillaje: me parece, sin embargo, que ha tomado alguna medida en este sentido, porque durante la noche han recorrido el pueblo patrullas de soldados a caballo.

Quien había escrito un libro tan notable, bien podía en una noche pergeñar unas cuantas cuartillas a guisa de introducción. Y yo, joven amigo siguió diciendo el prócer , le transmito a usted el encargo, rogándole que haga todo cuanto sepa... ¡Qué honor, joven! ¡Escribir cosas que ha de avalorar con su firma un personaje ilustre!

Me levanté y corrí hacia ella rogándole que nos enseñara el camino que teníamos que seguir; pero la impaciencia de la miseria se sobrepuso a la del miedo, pues en lugar de responderme y casi sin dejarme hablar, me interrumpió para implorar con voz lastimera: » ¡Caballero, señorita, tengan ustedes compasión de y de mi hijo! ¡Una limosna por el amor de Dios, y que El les premie a ustedes su caridad como se merecen!

Y luego su lepra fue limpiada. 5 Y entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, 6 y diciendo: Señor, mi criado yace en casa paralítico, gravemente atormentado. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8 Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di con la palabra, y mi criado sanará.

Búrlase en otro de un soneto de Lope, algo extraño, en verdad, que fué arreglado por varios poetas en cuatro idiomas distintos, rogándole que lo borre, y que no lo escriba en cuatro lenguas, para que no sean cuatro naciones testigos de sus yerros.

Para mostrar la aprobación de los espectadores, se usaba de la voz vítor ó se daban palmadas . A tales expresiones ruidosas del concurso aluden las súplicas, que se hacen ordinariamente en la conclusión de las comedias españolas, rogándole que perdone sus faltas, que aplauda, etc.

Bajó el roder con su satélite, y antes de poner pie en tierra ya le habían quitado sus armas. Aún estaba impresionado por la charla de su protector, y no pensó en hacer resistencia por no imposibilitar su famoso indulto con un nuevo crimen. Llamó al carnicero, rogándole que corriese al pueblo para avisar a don José. Sería un error, una orden mal dada.

Subía el carruaje de la princesa Flavia el pendiente camino del castillo, con el General cabalgando al estribo y rogándole todavía que volviese a Tarlein, a tiempo que Federico y el supuesto prisionero de Zenda llegaban al lindero del bosque. Al recobrar el sentido me puse en marcha, apoyado en el brazo de Federico, y próximos ya a salir del bosque vi a la Princesa.