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Este dolor, para la coloquíntida, se estiende á los lóbulos anteriores del cerebro, mientras que en la spigelia, parte de dentro á afuera en el ángulo interno del ojo; y para los dos, la inyeccion varicosa de los vasos de la conjuntiva forma algunas veces un rodete ó cordon alrededor de la córnea.

Para estas excursiones traía el quintero al patio, a las ocho de la mañana, una especie de carromato, que en el lugar llamaban maringola. Aparecía mi tía de tiros largos, con la cabeza cubierta por un sombrero redondo, de fieltro negro, al que había adicionado un barbiquejo de un color violeta desvaído. Plantábaselo audazmente en la punta del rodete.

Iba aquel día bizarramente ataviada: brial de raso azul, justillo recamado de seda y oro y bien peinada la negra y undosa mata de pelo, sujeta en rodete en lo alto de la gentil cabeza por rascamoño de oro, lleno de piedras preciosas.

Vista de espalda, descubría por bajo del sombrero gran parte del rodete bien prieto, formado por una cabellera rubia oscura, surcada de hebras algo más claras, que, heridas por la luz, parecían de oro. Su andar era pausado y firme; pisaba bien y sus movimientos estaban animados por una gracia encantadora.

Margarita estaba sentada ante una mesilla de valiosas incrustaciones, colocada delante de un balcón y sobre la cual, sostenido por dos amorcillos de bronce, había un espejo bastante grande para retratar entre sus abiselados bordes la cabeza de la hermosa dama, a quien una doncella sujetaba con dos horquillas de oro el rodete bajo en que, según la moda, estaba recogido el pelo después de ondular ligeramente hacia las sienes.

No, no es visión, es realidad; no imagina verla, sino que la está mirando. Su tocador, ni grande ni lujoso, respira limpieza y elegancia. Cristeta, en pie, frente al espejo, pincha en el rodete rubio la última horquilla, y con la yema de los dedos se arregla los ensortijados ricillos de la nuca. Estremecida de pudor y de frío, se quita la bata y la tira sobre un sofá.

Pasó el día en un acceso de fiebre registrando su guardarropa; al anochecer, salió del brazo de Miranda; llevaba un traje que hasta entonces no había usado por ligero y veraniego en demasía, una túnica de gasa blanca sembrada de claveles de todos colores; pendía de su cintura el espejillo; en sus orejas brillaban los solitarios, y detrás del rodete, con española gracia, ostentaba un haz de claveles.

Tras ella, formando una pareja silenciosa, marchaban el cochero y la criada: un mocetón de rostro carrilludo y afeitado que respiraba brutal jocosidad, luciendo con tanta satisfacción como embarazo los pesados borceguíes, el terno azul con vivos rojos y botones dorados y la gorra de hule de ancho plato, y a su lado una muchacha morena y guapota, con peinado de rodete y agujas de perlas, completando este tocado de la huerta su traje mixto, en el que se mezclaban los adornos de la ciudad con los del campo.

Está Vd. en un error, señor mío: eso no significa nada. La historia demuestra que Carlos I y Felipe V eran también extranjeros. De un grupo de señoras salían voces atipladas y chillonas: trataban de trapos, modas, chismes y criados. Chica, no sabe una qué ponerse: este es del año pasado. Pues te sienta muy bien. Mira, mira, allí va la de Rodete.

Porque en años tan pocos tal prudencia, Y con tal madurez tanta hermosura, Embaucará al más ducho en cualquier ciencia. Y así no hay que dudar de esta aventura, Que hemos echado á su rodete un clavo, Y á mi sentir, no clavo de herradura. Pero lo más que de esta acción alabo Es que ella se ha venido sin buscalla, Y así como el principio tendrá el cabo.