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Juan Bou ha pedido ayer la mano de la hija de un herrero muy rico de la calle de las Navas de Tolosa; él mismo me lo ha dicho». Isidora meditó. La primera entrevista que tuvo con la Sanguijuelera después del atentado de Mariano fue conmovedora.

Bien se les alcanzaba a entrambos, marido y mujer, que los especialistas célebres tienen siempre en cuenta, al pedir sus honorarios, la fortuna del enfermo. A un rico, a un potentado le abren en canal, eso ; pero cuando se trata de un triste empleado o de cualquier persona de humilde posición, se humanizan y saben adaptarse a la realidad.

Usted sabe muy bien que no soy rico añadió Pedro con cierta timidez. Para ella lo es usted... ¡pobre Beatriz!... y además... Aquí interrumpióse de súbito y preguntó a Pierrepont: ¿Qué dice de esto su tía de usted? No dice nada, porque nada sabe. La señora de Aymaret se incorporó bruscamente en su silla.

Floripond, el poderoso banquero, la fea, la huesuda, la descuidada, la envidiosa Iselda, había escondido, donde no pudiese ser hallado, su caja de lápices de dibujar: por supuesto, la caja no aparecía: «¡Allí todas las niñas tenían dinero para comprar sus cajas! ¡las únicas que no tenían dinero allí eran las tres del Valle!» y las registraban, a las pobrecitas, que se dejaban registrar con la cara llena de lágrimas, y los brazos en cruz, cuando por fortuna la niña de otro banquero, menos rico que Mr.

Tiaong, es pueblo rico, cosechándose arroz en gran cantidad, que llevan á los mercados de Batangas; café recogen en bastante número de cabanes, cuya cosecha por lo general se compra por adelantado. La pepita del lumban, que tanto llamó la atención en la última Exposición de París, deja un buen rendimiento. Se cultiva alguna caña de azúcar, cacao y abacá.

Lo repito; el arte que en el trascurso de tantos siglos habia adulado al fuerte, al noble, al rico, al poderoso, vuelve hoy los ojos á un pobre soldado, á un hombre insepulto, á un giron de carne, destinado á servir de alimento á los buitres, y le levanta en esos lienzos un magnífico panteon. ¿Qué mausoleo de ningun magnate de la tierra vale tanto como esa pintura?

Después de casada, seguía mostrando la misma entrañable benevolencia hacia el género humano, si bien de un modo más sucesivo, esto es, un hombre después de otro o, a lo sumo, de dos en dos. Su marido era un mejicano rico con rasgos de indio en la fisonomía. Poco después que éstos entró en el salón Fuentes, un hombrecillo vivaracho, feo, raquítico, bastante marcado por las viruelas.

Equilibráronse en su rico organismo nervios y sangre, y resultó un temperamento de los que ya van escaseando en nuestras sociedades empobrecidas.

Doña Beatriz, por las frases que había oído al Conde de Alhedín y a sus compañeros, por el coche que había visto y por algunas noticias que después había recogido con habilidad, sabía que el Conde era soltero, muy rico, muy noble, huérfano de padre, y con una madre que no tenía más voluntad que la suya.

El rico cortinaje carmesí que le sirve de fondo acaba de dar al conjunto aspecto de suntuosidad inusitada e impropia de una jovencilla.