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Una de las notas características de la campaña librada por las tropas de la República contra la rebelión racista, ha sido la inflexible energía con que fueron tratados los revoltosos.

El que crea ver en aquellos el reflejo de los antiguos y silenciosos moradores de la celda ó los revoltosos señores de abadías, se equivoca soberanamente; ni tienen la maliciosa reserva y maquiavélica intención del claustro de la Edad Media, ni la turbulencia y fueros de los guerreros-frailes de la Reconquista, feudales señores de almena y mesnada, de cuchillo y caldera.

Por otra parte, es tal el desarrollo del instinto de conservación entre los revoltosos, que sus avanzadas las ponen á cuatro leguas de sus campamentos, con el fin de que, caso de ser atacados, tener tiempo suficiente para ponerse á prudencial distancia de las fuerzas del ejército.

Don Benjamín era felicitado por la manera severa y eficaz con que había enseñado la puerta de la calle a los revoltosos. Los señores Palenque, don Policarpo Amador, don Narciso Bringas y don Pancho Fernández, rodearon al doctor Trevexo y la sesión continuó como si nada hubiese sucedido.

Dice el tío Isidoro intervino Clara que si esto sigue así van a tener que cerrarse los comercios y se concluirá la industria. ¡Y también se cerrarán las iglesias! recalcó Lola con más calor aún . ¡Malditos revoltosos! ¡A silbar, a silbar debió ir todo el mundo! ¡Psss! ¡Por Dios! suplicó Josefina . Estamos llamando la atención.... Luego dirán que nos metemos en política. Pues yo me meto... ¿y qué?

En Cuba, por razones de nadie desconocidas, no se procedió nunca contra los revoltosos con bastante energía; y tal vez haya sido esto causa de que los procedimientos de rigor puestos en planta en esta campaña por los jefes y oficiales del ejército, quienes, dicho sea de paso, se limitaban á cumplir las órdenes é instrucciones que recibían de sus superiores, hayan causado general sorpresa y provocado en no pocas ocasiones censuras y protestas, absolutamente injustificadas en la inmensa mayoría de los casos.

Por desgracia, hacemos todo lo contrario, y en no pocas ocasiones tal parece que nuestra única misión sobre la tierra consiste en estimular á los revoltosos.

Jamás permitía Magdalena que nadie le ayudase en aquella importante operación del peinado: primero por horror instintivo a que otra mujer le manosease la cabeza, y además porque deseaba estar sola cuando su amante, según costumbre, iba siempre a la misma hora para deleitarse contemplándola bien arrellenado en un sillón, mientras sus manos primorosas se hundían y surgían de entre las matas de la cabellera, formando altos y bajos, bucles, ondas y rizos hasta dejar prieto y sujeto el moño con horquillas doradas, mientras los pelillos revoltosos de la nuca, que llaman tolanos, quedaban sueltos en torno de su cuello como rayos de un nimbo roto.

Pero los diablos resultan inocentes siempre que tienen que vérselas con la malicia del hombre: su destino es ser engañados a la larga por el pecador, y el hábil Carreño, al comprender la bellaquería de sus revoltosos marineros, ordenó en adelante todo lo contrario de lo que en realidad quería que ejecutasen.

Hubo por entonces un conato de sublevacion en sentido de reconocimiento del Consejo de regencia, y sorprendidos por la Junta, los revoltosos fueron condenados unos á encierro en las bóvedas de Puerto-Cabello y la Guaira, y otros desterrados á perpetuidad. Entre estos últimos figuraban los ricos hermanos peninsulares Don Francisco y Don Manuel Gonzalez y Linares, del comercio de Carácas.