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Al ir hacia proa, vio apoyados en la barandilla a Ojeda y Mrs. Power, mirando el mar, con los codos y los flancos en apretado contacto. La brisa retorcía como espirales de fuego algunos rizos de la norteamericana que se escapaban de un sombrerillo de tela de oro.

Y torpe, torpe... porque no previó las funestísimas consecuencias que pudo traer sobre España, y que en la parte de su riqueza y de su población la ha traído, el cumplimiento de aquel infame edicto. ¡Margarita! exclamó el rey, cuya conciencia se retorcía.

Quién, como don Benito, daba fuertes taconazos en el suelo mientras las bolas corrían; quién, como don Lorenzo, se inclinaba a un lado y a otro, se torcía y se retorcía como si de sus movimientos dependiese que la bola se inclinase a un sitio u otro; quién, por fin, como don Pancho, que era pequeño y gordo, casi cuadrado, se subía de un brinco al diván después de haber empujado la bola, para mejor ver los estragos que había hecho en los palos.

El buen Pablo se retorcía de dolor, pero sin gritar, porque respetaba mucho el sueño del papá de la feroz muchacha. Por Dios, Valentina, si estás equivocada... No fué más que un instante para preguntarle si había concluído de bordar mis pañuelos...

Su primer cuidado fué atender á la tierna criaturita, cuyos gritos, mientras se retorcía en su cama, hacían de absoluta necesidad posponer todo otro asunto á la tarea de calmar sus dolores. La examinó cuidadosamente y procedió luego á abrir una bolsa de cuero, que llevaba bajo su traje, y parecía contener medicinas, una de las cuales mezcló con un poco de agua en una taza.

Brincaba con alegría, se retorcía, ladraba acariciando con la mirada al fiel servidor, el cual sentía que las lágrimas asomaban a sus ojos, maldiciendo del huésped y de la hora en que había llegado, pues era mucho lo que amaba a aquel hermoso animal. ¡Santo Cristo, qué va a decir el señorito Gonzalo cuando llegue, y sepa que le han matado el Polión!

Pero cada diez minutos asomaba su cabeza juguetona le mot pour rire; él daba el ejemplo, dejaba el manuscrito, comenzaba por sonreír, miraba a Julio Simon, que se retorcía a carcajadas en un banco próximo, sobre todo cuando el trait había rozado de cerca la política y todo el voluminoso cuerpo de Renán se agitaba como si Momo le hiciese cosquillas.

La sobreexcitación de las últimas semanas desapareció repentinamente, como barrida de golpe, y dejó el lugar a ese abatimiento desesperado que, ya una vez antes de la venida de Roberto, la había convertido en una sombra: nuevamente se enflaqueció, y dos surcos profundos se abrieron en torno de sus ojos, otra vez tuvo que recurrir a las gotas de valeriana en los momentos frecuentes en que se retorcía en crisis dolorosas, otra vez también le había vuelto ese perpetuo deseo de llorar que, a la menor ocasión, se daba curso en torrentes de lágrimas.

A la derecha, en la prolongación de aquella cuadra lóbrega, un sicario manchado de sangre daba garrote a las aves. Retorcía los pescuezos con esa presteza y donaire que da el hábito, y apenas soltaba una víctima y la entregaba agonizante a las desplumadoras, cogía otra para hacerle la misma caricia.

La tenían sin cuidado los tumultos que se armaban a cada instante en la casa porque el angelito no comía, o se descalabraba, o tosía ronco, o se retorcía cárdeno y pataleaba con un dolor de tripas; las ponderaciones que de su imaginada hermosura se hacían delante de ella a parientes y amigos, que se guardaban muy bien de afirmar lo contrario, y hasta los injustos vituperios que se la enderezaban porque con sus juegos le quitaba el sueño, o no discurría cosa con gracia para entretenerle y alegrarle.