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Luego, después de la bendición nupcial, que atrajo mucha gente a la iglesia, nos retiramos. Todos mis hijos venían junto a ; Cecilia y Alfonso habían llegado hacía poco; mi pequeñita Alicia estaba también; el tiempo era precioso: nos acompañaba toda la oficialidad con su música tocando alegres aires.

Luisa mira desde su balcon, y mi mujer y yo nos retiramos, porque á mi mujer le sucede lo propio que á : no tiene valor para sufrir con calma aquel triste saludo de un corazon despedazado, no tiene valor para contestar á Luisa con una mirada de compasion y de inteligencia, que querria decir: ¡pobre mujer! ya tu desgracia, tu martirio, tu culpa, tu deshonra.

Cuando nos retiramos de casa de Pepita Jiménez y volvimos a la nuestra, mi padre me habló resueltamente de su proyecto: me dijo que él había sido un gran calavera, que había llevado una vida muy mala y que no veía medio de enmendarse, a pesar de sus años, si aquella mujer, que era su salvación, no le quería y se casaba con él.

A las tres y media siguió la marcha, y nosotros con una partida de 25 hombres y un vaqueano, á pasar al campo del S de esta sierra, y reconocer la menor entrada y salida que aquí se halla. A la noche, despues de haber reconocido las infinitas entradas y salidas de estas sierras, nos retiramos al campamento á causa de una gran turbonada que amenaza, la que desaguó lo bastante, y ventó.

Pues allí están los rusos y los austriacos. ¿Sabes cuál es su intención? Pues quieren cortarnos el camino de Viena, para lo cual tendrán que bajar de la colina de Pratzen y situarse entre nuestra derecha y los pantanos. ¡Mira si son estúpidos! Eso precisamente es lo que quiere el Emperador, y todo lo dispone de modo que parezca que nos retiramos hacia Viena.

Los políticos, sin embargo, continuaban disputando en la sala vecina, aun después de retirada la última moneda de la mesa de juego. Cuando salimos para continuar el monte en casa de lord Gray, D. Diego me dijo: Mi mamá cree a estas horas que duermo como un talego. En casa nos retiramos a las diez. Mi mamá, después de cenar, nos echa la bendición, rezamos varias oraciones y nos manda a la cama.

Mi marido quería salir a la calle al frente de todas nosotras; pero le convencimos de que esto era una locura. Con su carga de setenta a la espalda, él hubiera partido de un lanzazo a cuantos mamelucos encontrara en la calle. ¡Ay, qué día! Cuando nos retiramos cada una a nuestro cuarto, en toda la casa no se oía más que «¡Viva el Gran Capitán

Daniel Suárez fue a sentarse, ¡el miserable!, al lado de Gloria, que le recibió con afectado regocijo. Villa y yo nos retiramos hacia la proa; pero al instante fuimos llamados por las damas, que se apresuraron a dejarnos sitio. Villa, aquí tiene usted asiento dijo Isabel, con sonrisa dulce y como avergonzada, señalándole un puesto a su lado. El comandante vaciló un momento, pero fue a ocuparlo.

464 Nos retiramos con Cruz a la orilla de un pajal; por no pasarlo tan mal hicimos como un bendito en el desierto infinito, con dos cueros de bagual. 465 Fuimos a esconder allí nuestra pobre situación, aliviando con la unión aquel duro cautiverio, tristes como un cementerio al toque de la oración.

A pesar de esto, seguíamos la cuchipanda con el inglés; pero cuando vimos que la Medea y la Clara, no pudiendo resistir la chamusquina, arriaban bandera, forzamos de vela y nos retiramos defendiéndonos como podíamos.