United States or Turkey ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y, si lo hiciera, vos no tendríais nada que ver en ello: vos no tenéis responsabilidad alguna. Vos tenéis el derecho de considerar el asunto de ese modo, Marner; pero yo no lo podré hacer nunca. Espero que me dejaréis proceder de acuerdo con mis sentimientos de justicia. Yo que vos os contentáis fácilmente: sois un hombre que ha trabajado duro toda su vida.

El anciano sostenía una violenta lucha consigo mismo. ¿Debía acaso revelar el secreto de la vida de Olga como había ya vendido el de su muerte? ¿Pero no se trataba de una buena acción en este caso? ¿No se trataba de libertar a aquel a quien ella había amado sobre todo de las torturas en que se agitaba, ya fueran producidas por una loca idea o por una secreta conciencia de su responsabilidad?

Ahora bien; vuecencia comprenderá que sobre carga la responsabilidad del envío á Segovia de don Francisco. No importa: si el duque de Lerma os hace cargo, decidle que habíais entendido la orden de llevarle á Segovia. Su excelencia tiene muy buena memoria. Y bien: todo puede reducirse á que os despida, y á que si ahora sois secretario de mi padre, lo seáis después mío. ¡Oh, noble condesa!

Yo conseguí para ti una misión que debías cumplir en la corte de Nápoles, y en su virtud dirás o, aun mejor, lo diré yo, y así quedas exento de responsabilidad, que en provecho de tu carrera tienes que desempeñar esa comisión inmediatamente. Si mi hija se queja, yo le diré que calle, que iremos a recibirte cuando regreses y, en vez de tres meses, la separación no llegará a seis semanas.

¿Y no lo estoy haciendo? preguntó exasperado S. E. dando un paso; ¿no le he dicho á usted que saco del bien de uno el bien de todos? ¿Me va usted ahora á dar lecciones? Si usted no comprende mis actos ¿qué culpa tengo yo? ¿Le fuerzo acaso á que participe de mi responsabilidad?

Moral y cristianamente hubiera sido mejor que Felícitas no se suicidase, que terminase su vida de otro modo; que, por ejemplo, muriese de pena. Aquel suicidio, sin embargo, harto se ve que está motivado por la locura: por un frenético e irresistible arrebato que exime de toda responsabilidad a Felícitas.

Sin poder librarse de un repentino sentimiento de responsabilidad, tomó el hereje Bill a la mañana siguiente las riendas de la diligencia Silio Gullon, pues aquel día uno de sus pasajeros era la maestra, doña María.

Luego, en el largo monólogo de aquella noche interminable cruzaron por su mente recuerdos de la juventud, memorias de gratitud hacia Susana, punzadas de dolor renovado por la pérdida del hombre a quien había querido, e ideas de miedo y responsabilidad ante la carga que para ella representaba el porvenir de aquellos niños. «¿Sabré corresponder se decía a todo lo que Susana ha hecho conmigo? ¿Podré pagar al hijo lo que debo a la madre? ¿Llegará un momento en que las circunstancias me obliguen a favorecer al mío en perjuicio del suyo?

Todo ello servía para multiplicar los trabajos de Reyes, su responsabilidad y alarde de paciencia. Aquella resignación de su marido llegó a ser tan extremada, que a Emma acabó por parecerle cosa sobrenatural y diole mala espina.

Esto es cuestión de ser hombres, o de no serlo: de meterse en la ciudad, y salga lo que saliere, o de marcharse a dormir. Brillaba en sus ojos la fría resolución, el fatalismo de los que se resignan a ser conductores de hombres. Echaba sobre él la responsabilidad de una rebelión que no había preparado.