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No le acuso por ello; ha hecho lo que los demás. En la causa, declaró con mucho calor en favor del señorito Jacobo y según he sabido, pues no siempre pude estar presente, trató de probar su inocencia y de atenuar su responsabilidad. En fin, todo el mundo aprobó su conducta y la señora le dió las gracias. ¡Buen provecho le haga! Desde entonces no le he vuelto á ver.

Pero la espina la llevaba en el corazón; reconocía que el cargo de magistrado es delicadísimo, grande su responsabilidad, pero él... «era ante todo un artista». ¡Aborrecía los pleitos, amaba las tablas y no podía pisarlas dignamente! Este era el torcedor de su espíritu.

Si hubiera tenido un hijo ... ¡mío! le hubiera adorado! ¡Cuántas veces he llorado de pena y de cólera al pasar por los jardines donde jugaban los niños á la vista de sus madres!... La envidia, el pesar me oprimían el corazón y achacaba la responsabilidad de mis torturas al que había desbaratado mis proyectos y destruído mi porvenir. ¡Y eres el que me acusa de no haber amado! ¡!

Una vez señalado el bien, verdadero o engañoso, ¿quién no va a él por acto tan voluntario como necesario, ya que amar y apetecer el bien es la esencia misma de toda voluntad? El amor de propio es de necesidad; necesidad de quien ni el mismo Dios se sustrae. No niego yo que sea así. Convengo en todo, Padre. Pero ¿dónde está entonces la libertad, la responsabilidad de nuestros actos?

«¡Soñaba! la fortaleza de la vigilia desvanecíase por la noche, y sin que ella pudiese remediarlo, la mortificaban visiones y sensaciones importunas, que a tener responsabilidad de ellas serían pecado cierto.... «En plata, que doña Ana soñaba con un hombre...». Don Fermín se revolvía en la silla de coro, cuyo asiento duro se le antojaba lleno de brasas y de espinas.

El elector, el club parroquial, pueden ir valientemente al atrio a votar, porque no tienen responsabilidades; el soldado muere en el asalto, en la lucha cuerpo a cuerpo; la metralla lo quema y lo despedaza, pero muere sin responsabilidad.

¡Quién sabe! acabó por decir . Tal vez nos hayamos equivocado. Pero en el instante actual todo está confuso: faltan elementos de juicio para formar una opinión exacta. Cuando termine el conflicto conoceremos á los verdaderos culpables; y si son los nuestros, les exigiremos responsabilidad.

No podían arrepentirse enteramente de sus juicios, porque veían que él era el origen de todos los males, y decían que sólo podía relevársele de la responsabilidad material del delito.

Y si la cosa hubiera apretado un poco más de lo que apretó, ¿qué hubiera sido del cristiano en peligro de muerte? ¿De quién hubiera sido la responsabilidad? ¿Qué se hubiera dicho de él y qué de todos nosotros?... Y aunque la cosa no apretara, ¿para cuándo son los buenos amigos? Pues, mira añadió arrimado ya a la cama de don Celso , lo que es ésta no te la perdono.

Si ustedes no se jactan de su hazaña, están á cubierto de toda responsabilidad. Una vez que tengamos en nuestras manos las pruebas de la inocencia del señor de Freneuse, bastará que se constituya preso para que las cosas sigan su curso regular. Pero ahí está el punto capital; esas pruebas es preciso que sean materiales y todo depende de que podamos producirlas.