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Hay en la vida de esa joven un factor desconocido... El mejor día... podrá suceder... no aseguro yo que suceda... el mejor día, cuando vosotros tiréis de la cuerda para encerrar a la niña contra su voluntad, saldrá una voz diciendo: «Alto, señores de Yuste, alto...» DON URBANO. Y nosotros responderemos: «Bueno, señor incógnito factor... Ahí la tiene usted.

Si se nos pregunta qué seria de esta verdad en caso de que nosotros no existiéramos, responderemos sin vacilar que la verdad seria la misma, que no adquiere nada con nuestra existencia, ni perderia nada con nuestra desaparicion. Si creyésemos que esta verdad depende en algun modo de nosotros, dejaria de ser lo que es, no fuera una verdad necesaria, sino contingente.

Aquí publicaremos las cartas de nuestras amiguitas: aquí responderemos a las preguntas de los niños: aquí tendremos la Bolsa de Sellos, donde el que tenga sellos que mandar, o los quiera comprar, o quiera hacer colección, o preguntar sobre sellos algo que le interese, no tiene más que escribir para lograr lo que desea.

Por cuya razon, si se nos pregunta qué sucederia en caso que Dios quitase todo el cuerpo que hay en un vaso, sin permitir que entrase otro, responderemos que los lados de este vaso se encontrarian tan cercanos, que se tocarian inmediatamente.

28 [Nosotros], pues, dijimos: Si aconteciere que [tal] digan a nosotros, o a nuestras generaciones en lo por venir, entonces responderemos: Mirad el símil del altar del SE

Por ahora, amigo lector, no se columbra todavía a ese sabio responderemos; ni nosotros hemos hecho ánimo de responder por ahora a todas las preguntas; ni nos dejarán responder tampoco por ahora, aunque quisiéramos. Limitámonos por ahora a probar que, como hay cosas buenas entre nosotros, hay palabras que parecen cosas, y palabras buenas que nos dan por buenas palabras.

Pensaba Leibnitz que nada hay ni puede haber sin razon suficiente; pero gracias al autor de la Doctrina de la ciencia, podremos poblar el mundo de los seres finitos ó infinitos que nos viniere en talante; y cuando se nos pregunte de dónde han salido diremos que se han puesto; y si se nos importuna preguntándonos por qué se han puesto, diremos porque existen; y si todavía se nos exige que digamos por qué existen, responderemos, porque se han puesto; de manera que pasaremos del poner al existir, y del existir al poner, sin peligro de vernos jamás confundidos.

Si ahora se pregunta ¿por qué Dios se ama á mismo? responderemos que tanto valdria preguntar: por qué Dios se conoce á mismo; ó por qué entiende la verdad, ó por qué existe; en llegando á estas cuestiones nos encontramos en el orígen primitivo, con cosas absolutas, incondicionales; entonces, todo porque es absurdo.

La imaginacion acompaña siempre á la idea, mas no es la idea; y la prueba evidente é irrefragable de la distincion y diferencia de estas cosas, se halla en que si en el acto mismo de tener la imaginacion de un piélago de luz, de un anciano, de un rostro airado ó compasivo, de manantial, de extension etc. etc., se nos pregunta si Dios es algo de aquello, si tiene algo de parecido á nada de aquello, responderemos al instante que , que esto es imposible; lo que demuestra la existencia de una idea que nada tiene que ver con aquellas representaciones, y que esencialmente excluye lo que ellas incluyen.