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Sentíase tan contento el cura al decir: «Voy a subir al púlpito» que tuvimos que resignarnos a tener sermón todos los domingos. No bien abría la boca, tomaban las feligreses una postura cómoda para echar un sueñecito.

Su mirada recorrió aquel brazo hasta el hombro, hasta el cuello, hasta el blanco rostro que sonreía fijamente. Sostenido por los dos brazos de su padre, se levantó. Vacilaba sobre sus piernas, como un toro que ha recibido un hachazo. ¡Por Dios, hijo mío, vuelve en ti! exclamó el anciano tomándolo por los hombros. La desgracia se ha consumado. Somos hombres, tenemos que resignarnos.

Si hubiese demostrado la ciencia que el mal es irremediable, que por el determinismo se explican los vicios y las virtudes, que la imaginación y la fe deben ya desecharse como facultades anacrónicas y que apenas nos queda esperanza ni en la tierra ni en el cielo, muy desconsolador y diabólico progreso hubiera realizado la ciencia; pero al fin progreso sería y tendríamos que respetarle, y tendríamos que bajar la cabeza y que resignarnos.

Debemos, pues, resignarnos al plantón, sentarnos todos en la parte del camino que nos parezca menos incómoda, para esperar a que pase la Prensa, despertadora de las muchedumbres en materias de arte; que al fin ella pasará; no dudemos que pasará: todo es cuestión de paciencia.

Dócil y humildemente, debemos someternos a cuantas pruebas nos envía... Como cuenta de Job la Biblia, debemos resignarnos con nuestro destino. Sin la voluntad del Todopoderoso, ni un solo cabello puede desprenderse de nuestra cabeza.

A menudo el Sr. Taylor nos acusa en su libro de orgullosos. Yo no creo que lo somos ni que lo hemos sido nunca; mas no por eso nuestra humildad ha de llegar hasta el extremo de resignarnos á creer que el objeto que más nos caracteriza y distingue de las otras naciones del mundo es la castañeta.

Pero cuando nacemos en una época de locura continuó , debemos resignarnos y amoldarnos á ella, sin huir el hombro á la carga penosa. Tenemos el deber de sufrir para que otros sean felices después, como sufrieron los antepasados por nosotros.