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No malogró instante Reseguin; y haciendo alto, reunió su formacion dilatada por los regularos efectos del desfiladero, estendió su frente cuanto le permitia la mayor anchura del camino; dividió los 200 hombres que llevaba en cinco divisiones, las cuatro iguales, á las órdenes de los oficiales veteranos, y la mayor quedó á las suyas.

Con estas cortas fuerzas, y con solos 5,000 cartuchos de fusil y algunas armas de repuesto, siguió Reseguin las marchas, forzándolas cuanto le permitia la debilidad de las caballerias, y el crecido número de cargas de equipaje que habian multiplicado algunos oficiales, poseidos de miras lucrativas, faltando expresamente á las rigurosas órdenes del Virey, dirigidas á evitar todo comercio.

D. José Reseguin, Teniente Coronel de Dragrones, Comandante en Gefe del cuerpo de esta clase destinado á la plaza de Montevideo y comisionado por el Superior Gobierno de Buenos Aires á la pacificacion de las Provincias sublevadas del Perú. "Hago saber, que habiendo llegado á esta villa de Tupiza con una porcion de gente, de la que ha dispuesto pase á la ciudad de la Plata, el Exmo.

Desvanecidos en algun modo los recelos, y tomadas algunas providencias de precaucion por el Gobernador, oficial de mucha experiencia y acreditada conducta, siguió Lopez al destino señalado, viéndose en la precision de dejar en aquella ciudad y por el camino, la tercera parte de su destacamento, que igualmente fué acometido por el accidente de la terciana, y con lo restante transitó las provincias pacificadas por Reseguin, sin ocurrirle novedad, y el dia 20 de Abril llegó oportunamente á la ciudad de la Plata.

"Nuestro Señor guarde á V.S. muchos años. Tupiza, y Marzo 17 de 1781." Antolin de Chabarri. Manuel de Montellano. Pedro Pizarro Santander. José Leon de los Rios. José Dávalos. Pedro Julian Calvete. Ramon Ignacio Dávalos. José de Burgos. Alberto Puch. José Martinez. Felipe Aranibar. Señor Comandante General D. José Reseguin.

Tal vez hubiera tenido que ceder su intrépido defensor Segurola, sino hubiese aparecido Reseguin, que venia á socorrerle con 5,000 hombres, llenos de entusiasmo por un triunfo que acababan de reportar en Yaco. Tantos trabajos habian postrado á este incansable oficial, que por primera vez desde su salida de Montevideo, se veia forzado á interrumpir sus tareas.

Tal era el estado en que se hallaban aquellas provincias, cuando el comandante D. José Reseguin llegó á ellas con su corto número de tropas.

En este teatro de desolacion brilló el génio activo de D. Sebastian Segurola, sobre el cual gravitaba la responsabilidad de conservar un numeroso vecindario, reducido á perecer de hambre, ó á entregarse al cuchillo de una horda feroz. Solo la firmeza de este gefe pudo librarlo de tan grande infortunio. Ni fué menos honrosa la conducta de Valle, Flores, y del mas esforzado de todos, Reseguin.

Reseguin, con un puñado de bravos, restablece el órden, escarmienta á los indios, y los pone en la imposibilidad de volverse á lanzar contra la autoridad pública. Su marcha hasta el Cuzco fué una série continuada de combates y triunfos. Llegó en circunstancias que el sitio de Sorata habia tenido un horrible desenlace.

Oíales Reseguin con afabilidad, consolaba á todos con ternura, y ofrecíales mirar por ellos, como un padre benéfico por sus hijos; prometia hacerles restituir sus bienes, y derramar hasta la última gota de sangre en su defensa, y por tan justa causa.