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Calla y no me repliques, sino ensilla, si está desensillado Rocinante: vamos a poner en efecto mi ofrecimiento, que, con la razón que va de mi parte, puedes dar por vencidos a todos cuantos quisieren contradecirla. Y, con gran furia y muestras de enojo, se levantó de la silla, dejando admirados a los circunstantes, haciéndoles dudar si le podían tener por loco o por cuerdo.

Y no me repliques más, que en sólo pensar que me aparto y retiro de algún peligro, especialmente déste, que parece que lleva algún es no es de sombra de miedo, estoy ya para quedarme, y para aguardar aquí solo, no solamente a la Santa Hermandad que dices y temes, sino a los hermanos de los doce tribus de Israel, y a los siete Macabeos, y a Cástor y a Pólux, y aun a todos los hermanos y hermandades que hay en el mundo.

Así que, Panza amigo, no me repliques más, sino, como ya te he dicho, levántate lo mejor que pudieres y ponme de la manera que más te agradare encima de tu jumento, y vamos de aquí antes que la noche venga y nos saltee en este despoblado.

CELIO. Señor, lo que intentas mira. D. TELL. No mira quien está ciego. CELIO. Que repares bien te ruego, Que forzalla es crueldad. D. TELL. Tuviera de piedad, Celio, y yo no la forzara. CELIO. Estimo por cosa rara Su defensa y castidad. D. TELL. No repliques a mi gusto, ¡Pesar de mi sufrimiento!, Que ya es bajo pensamiento El sufrir tanto disgusto.

¡Ah! ¡si traéis orden del rey!... ¡Qué pesado! ¿Te pagan para que repliques, ó para que hagas lo que se te mande? Vamos, no os incomodéis, tío dijo el oficial ; decid á su excelencia, Lasala, que el bufón de su majestad quiere verle. El enviado entró. Ya veréis cómo Lerma no me hace esperar tanto dijo el bufón paseándose con gran prosopopeya por la secretaría.

Es un buen hombre, pero le han trastornao la cabesa con tanta mentira... ¡Caya y no me repliques! ¡Mardita sea! Te voy a yenar esa bocasa de... Y Gallardo, para tranquilizar a aquellos señores a los que creía depositarios del porvenir, abrumaba al banderillero con sus amenazas y blasfemias. El Nacional refugiábase en un silencio desdeñoso.