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Avendaño su amigo, viéndole muchas veces melancólico e imaginativo, fiado en su amistad, se atrevió a preguntarle la causa, y se obligó a remediarla, si pudiese y fuese menester, con su sangre misma.

Holofernes soberbio, crudo, altivo, Tenia la ciudad desta cercada; Al nombre hebraico era muy nocivo Con su fuerza, poder y cruda espada: Estaba al punto ya de ser cautivo El pueblo, y la ciudad desconsolada; Judith de remediarla deseosa Saliò por el ejército animosa.

Aquel Juan brioso, que andaba siempre escondido en las ocasiones de fama y alarde, pero visible apenas se sabía de una prerrogativa de la patria desconocida o del decoro y albedrío de algún hombre hollados; aquel batallador temible y áspero, a quien jamás se atrevieron a llegar, avergonzadas de antemano, las ofertas y seducciones corruptoras a que otros vociferantes de temple venal habían prestado oídos; aquel que llevaba siempre en el rostro pálido y enjuto como el resplandor de una luz alta y desconocida, y en los ojos el centelleo de la hoja de una espada; aquel que no veía desdicha sin que creyese deber suyo remediarla, y se miraba como un delincuente cada vez que no podía poner remedio a una desdicha; aquel amantísimo corazón, que sobre todo desamparo vaciaba su piedad inagotable, y sobre toda humildad, energía o hermosura prodigaba apasionadamente su amor, había cedido, en su vida de libros y abstracciones, a la dulce necesidad, tantas veces funesta, de apretar sobre su corazón una manecita blanca.

Me he compadecido de tanta miseria; yo no puedo ver una desgracia semejante sin acudir al instante á remediarla. ¡Ah! ¿qué idea teníais de ? Porque otra vez me debieron un pico y les apuré y les ahogué, ¿creen que soy de mármol? Tontos, era porque entonces les triunfando y gastando, y francamente, el dinero que yo gano con tanto afán no es para tirado en francachelas.

La hambre te acosa, i no encontrarás dineros para remediarla, porque los pocos con que vas pasando menos trabajosamente las amarguras de la vida, se sepultan para siempre en las ferradas i escondidas arcas de los judíos.

Dijo esto con tal sentimiento, y de modo tan lúgubre, que los reproches expiraron en los labios de la tía, y se abalanzó a él, como loca, estrechándole en sus brazos, suplicándole que no volviera a proferir la terrible amenaza, si no quería verla caer muerta a sus pies. ¡Qué muchachos estos! hacen una barrabasada, y no se les ocurre mejor medio de remediarla que el suicidio; ¡bonita manera de arreglar las cosas! la suerte que son pura boca, y que del dicho al hecho... ¡Vamos! reflexionar un poquito y estudiar el medio más decoroso y fácil de salir del atolladero: treinta mil nacionales no se encuentran así como así, bajo el primer adoquín de la calle... ¡Oh, la inexperiencia y la ambición son dos caballos desbocados que llevan al precipicio a cualquiera!

Empezó á edificarse la ciudad, y á levantarse al rededor una cerca de tierra de tres pies de ancho, y una lanza de alto; pero lo que se hacia hoy se caia mañana: y dentro de ella una casa fuerte para el Gobernador. Padecian todos tan gran miseria que muchos morian de hambre, ni eran bastantes á remediarla los caballos.

Tómenla, ¡yo no la quiero, no la quiero!... Misia Casilda, acariciando la cabeza rubia, murmuraba: ¿Ves? si yo te lo decía, yo te lo decía... Luego, ensayó arrancarle aquellas ideas disparatadas. No hables así, Quilito, mira que Dios te está oyendo; no te aflijas tanto, hijo mío, quizá todo pueda arreglarse. ¡Has perdido! es una desgracia, pero trataremos, unidos, de remediarla.

Después de una ausencia de muchos años, durante los cuales nadie ha logrado traerte al buen camino, ahora vuelves a España sin más objeto que hostigarme con pretensiones absurdas a que mi dignidad no me permite acceder. Harto he hecho por , y ahora mismo, cuando me has manifestado tu situación, te he propuesto un medio decoroso de remediarla. ¿Qué más puedo hacer?

No es, pues, modo de remediarla el volver de nuevo a las interminables reformas, a atribuirnos unos a otros la malaventura y a reñir contra los propios porque no fuimos hábiles para reñir contra los extraños. La alegoría o el símbolo suele prestarse a diversas interpretaciones. La novela El último patriota es alegórica o simbólica, y bien puedo yo interpretarla a mi modo.