United States or Mayotte ? Vote for the TOP Country of the Week !


El tiempo restante lo consagró al adorno de su persona. Contempló con mirada perpleja unos cuantos centenares de vestidos que había hecho y rehecho, preguntándose con desconsuelo: ¿Cómo me arreglaré para recibir dignamente á tan gran personaje? Verdaderamente, tengo muy poco que ponerme.

El tío Manolillo... perdóname, Juan de mi alma, perdóname... no creas que tengo celos al decirte... al nombrarte á esa comedianta. ¡Dorotea! dijo don Juan, y se puso pálido. Helóse el alma á doña Clara al notar la palidez de don Juan, pero no dió indicio alguno de ello. , Dorotea; esa mujer te ama. ¡Oh! ¿y qué importa? dijo don Juan ya completamente rehecho de su turbación.

Don Juan y Dorotea, sin embargo, no habían cambiado de situación: tras aquel beso irreflexivo, fatal, por decirlo así, Dorotea se había rehecho de nuevo. Sentáos, don Juan le dijo , y hablemos por último con seriedad; hemos vuelto á caer en las locuras. Tenéis sobre un poder maravilloso: ya lo sabía yo, y me he prevenido; lo que me habéis propuesto es imposible. ¡Imposible!

Los repintes se ven aún: el retrato de Felipe III tiene el caballo casi todo rehecho; en el de doña Margarita esta variado el fondo, convirtiendo el primitivo, que era un jardín con recuadros de boj, en campo de matas y arbustos; en el de doña Isabel de Borbón también se nota la modificación del caballo, y en la cabeza de la Reina hay notables variantes.

, y al marqués lo que le tiene con el alma en un hilo es que se levante la masa obrera. Volvió Jacinta al comedor, y el último cuento que trajo fue este: «Chico, si estás allí te mueres de risa. ¡Pobre Muñoz! El otro se ha rehecho y le está soltando unos primores... Figúrate.

¡Maldita sea mi estampa! dijo Bill, retirándose despechado. Rehecho de la primera impresión, el juez se adelantó y volvimos a enderezar aquel misterioso invertebrado en su posición primitiva.

Algunas cartas de Quiroga han visto la luz pública; pero creo que, como sus proclamas, no merecen conservarse sino como curiosidades y monumentos de la época de barbarie. La primera de estas proclamas, sin fecha, pertenece, sin duda, al año 1829, cuando después de haberse rehecho de la derrota de la Tablada vino a San Juan y a Mendoza.

Nuestros Capitanes se detuvieron antes de entrar en Philadelphia, reconociendo algunos lugares vecinos adonde se pudieron haber retirado y rehecho; pero todo lo hallaron libre de los Turcos; á quien el miedo hizo alargar muchas leguas. Entra en Philadelphia el ejército victorioso. Ganánse algunos fuertes que el enemigo tenía cerca de la ciudad, y dan segunda rota á los Turcos junto á Tiria.

Ya tengo deseos de huir, de esconderme, porque esta curiosidad me desagrada, me hiere; ahí va ese otro... ¡y no me ha saludado! naturalmente, ya lo sabrá, porque estas cosas corren por el telégrafo de la murmuración con rapidez espantosa, y como ya no ha de necesitarme, me vuelve la espalda. ¡Ah, mundo egoísta y canalla! ¡ah! pero, pierdan cuidado, amigos y enemigos, que sois todos unos, y así cambiais de nombre y de actitud según la ocasión nos hemos de ver las caras todavía; para entonces os emplazo, cuando yo me haya rehecho de este golpe y esté otra vez arriba, en la cúspide: yo soy de los hombres que no se quedan nunca en el camino... Pero, ¿llegamos o no llegamos?

Hacia las seis y media de la tarde, rehecho completamente por una buena siesta, pensó Delaberge que se acercaba el momento de la comida y procedió a vestirse y arreglarse esmeradamente, no por coquetería, sino por pura costumbre. Creía que una presencia irreprochable se impone a los funcionarios que representan a la Administración pública.