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Como los dos querían evitar un encuentro con los grupos que regresaban al pueblo, siguieron avanzando lejos del río, por donde empezaba á elevarse el terreno, formando la pendiente de la altiplanicie pampera.

Después, a paso lento, mirando con sus ojos saltones, inocentes, a los transeuntes, deteniéndolos particularmente en las frescas domésticas que regresaban a sus casas con la cesta de la compra llena y las mejillas más coloradas por el esfuerzo, se dirigió al Banco de España. Era mucha la gente que le quitaba el sombrero.

Les vi varias veces cuando regresaban, ella cargada con un ramo de lilas, el velo un poco echado atrás, cual si sacrificara la compostura a la libertad de la vida campestre, el rostro algo encendido por la agitación del paseo y la vehemencia del discurso; él cargado con otro ramo suplementario, hecho un pollastro, con diez años quitados por ensalmo de encima de su cuerpo; los niños, revoloteando ora delante, ora detrás, ensuciándose de tierra y azotándose con varitas, sacudiendo los árboles tiernos y saltando las acequias salidas de madre.

No había mal tiempo que les adormeciese ó les asustase... En plena tormenta se mantenían á la vista de la costa, saltando de ola en ola, con su fragilidad de barcos construídos para ser flechas; y únicamente cuando otros compañeros venían á sustituirles regresaban al puerto viejo, para descansar unas horas á la entrada de la Cannebière. Las callejuelas de la orilla derecha atraían á Ferragut.

Por dos días navegó el Galeón Amarillo á velas desplegadas, impelido por vientos favorables del nordeste, dejó atrás á Ouessant, punto más occidental de Francia y al tercer día pasó frente á Bella Isla y avistó algunos transportes que regresaban á Inglaterra.

Pasaban por las sendas las muchachas que regresaban de la ciudad, los hombres que volvían del campo, las cansadas caballerías arrastrando el pesado carro, y Batiste contestaba al «¡Bòna nitde todos los que transitaban junto á él, gente de Alboraya que no le conocía ó no tenía los motivos que sus convecinos para odiarle.

De noche la acompañaba paseando por las calles más extraviadas, donde tuviera seguridad de no tropezar a algún conocido. Los domingos solía llevarla en coche a cualquier pueblecito próximo; merendaban, bebían lo bastante para ponerse alegres y regresaban con las mejillas rojas, diciéndose mil disparates deliciosos.

Pero la niña no se dió por vencida en el asunto de la letra escarlata; y dos ó tres veces, mientras regresaban á su morada, y otras tantas durante la cena, y cuando su madre la estaba acostando, y aun una vez después que parecía estar ya durmiendo, Perla con cierta malignidad en las miradas de sus negros ojos, continuó su pregunta: Madre, ¿qué significa la letra escarlata?

Años después, cuando desalojados de Candía regresaban á sus costas de origen, los aventureros valencianos creaban una población en un valle feraz, dándole el nombre de la isla lejana, que se transformaba en Gandía.

Escribanos de Andalucía abandonaban sus protocolos para transformarse en descubridores; mercaderes amagados de ruina huían de la lonja para comprar un barco con el resto de su fortuna y lanzarse a lo desconocido. ¡Qué de catástrofes ignoradas en esta lucha con el misterio geográfico, sin más guías que la fe y la santa ignorancia! ¡Qué de buques descendidos a las simas oceánicas cuando regresaban con noticias de tierras nuevas que había que volver a descubrir años después!...