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Allí hubo estudiantes de todas las naciones, y muy principalmente ingleses é irlandeses católicos, después que abrazó la Reforma Enrique VIII. De esta última tierra no falta aún en Salamanca un contingente fijo de escolares, como veremos después al hablar del Colegio de Irlandeses.

Continúa su sueño interrumpido, reforma su ideal alterado por un momento; y dícese, no sin razón, que es imposible que el mundo se ocupe tanto del amor, por nada; que no es posible que este gran sentimiento que llena la fábula y la historia, cantado por los poetas, glorificado por todas las artes, eterna ocupación de los hombres y de los dioses, no sea en realidad más que una quimera, y una quimera desagradable a más.

Si se hubiese tenido presente lo dicho y documentos citados, acaso la reforma se hubiera hecho en otro sentido, y como exijian las necesidades de la renta, sin gravarla de una manera tan fuerte como se hizo. Por conclusion no debe omitirse traer á este lugar otra reflexion de no menor peso para el fin que motivan estas observaciones.

Este tal Dawson es el tipo más acabado de la mala educación y pésimos modales; sin embargo, le he alcanzado a oír que le decía a su hija, hace dos días, que estaba pensando seriamente en manifestarse a favor de la reforma y entrar en el Parlamento. ¡Ah! ¿qué diría la pobre Mabel si supiese semejante cosa?

Sólo fueron acogidas con aplauso, desde el principio, por los eruditos y por los individuos de la Academia Española, considerándolas como el modelo del buen gusto, penetrando luego poco á poco en las demás clases sociales, de tal suerte, que hubo ya motivos para emprender con buen éxito la reforma proyectada en el teatro. Reformas hechas en los teatros. Traducciones de dramas franceses.

Es muy de notar que esto que Macaulay, con su criterio protestante ó racionalista, fanatismo, podrá ser llamado así por el brio y la intensidad con que se sintió y se pensó, pero tanto el sentimiento como el pensamiento, analizados, examinados y juzgados hasta por un hombre descreído del siglo XIX, fueron, en el siglo XVI, permitánsenos las palabras, más razonables y más progresistas que cuanto Lulero, Calvino y los otros apóstoles de la reforma pensaron, sintieron y dijeron.

Calderón, al parecer, ha consagrado un esmero particular á esta comedia; el último arreglo, con el título de El mayor monstruo los celos, es una reforma completa de la más antigua.

La horca fructificaba todo el año y el verdugo era el hombre más ocupado del reino pero los criminales aumentaban... porque no hay reforma en la degradación: todo degradado por la sociedad se convierte en su enemigo implacable".

¡Ole, ole, D. Ramón! exclamé incorporándome de un salto y poniéndome los calcetines: vengan esas razones. Son tonterías de la juventud... cuestión de amores, contestó ruborizándose un poco. Pues cuente V. esas tonterías. Me muero por ellas: no lo puedo remediar, me gustan más esas cosas que la reforma de la ley Hipotecaria de que V. me habló ayer. ¡Al fin poeta!

Nosotros mismos no nos atrevemos a pedir que se supriman, porque hay en ellos algo de poético y de nacional, que nos agrada. Nos contentaríamos con ciertas reformas, si fueran posibles. Casi nos contentaríamos con que no muriesen caballos de tan desastrada y fea muerte. En cuanto a los bufos, que, según hemos dicho, tienen hoy más enemigos que los toros, ni reforma ni nada pedimos.