United States or Ethiopia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero la dama, como si no advirtiera su turbación ni concediera importancia a sus propias palabras, saltaba inmediatamente a otro asunto. Parecía que tenía gusto en sofocarle, en mantenerle agitado y trémulo. Y en las miradas fugaces que de vez en cuando le lanzaba reflejábase un sentimiento de superioridad, la benévola ironía del que está jugando a otro una burla que ha de terminar en bien.

Era hombre de edad, solterón, y vivía desahogadamente de sus rentas y de su retiro de coronel del ejército. A poco de la guerra de África, abandonó el servicio activo. Era el único individuo de la tertulia que no tenía trampas ni apuros de dinero. Su existencia plácida y ordenada, reflejábase en su persona pulcra, robusta y simpática.

Aquí y allá se detenía junto á un charco de agua dejado por la marea, y se ponía á mirarse en él como si fuera un espejo. Reflejábase en el charco la imagen de la niñita con brillantes y negros rizos y la sonrisa de un duendecillo, á la que Perla, no teniendo otra compañera con quien jugar, invitaba á que la tomara de la mano y diese una carrera con ella.

Vanas esperanzas no se atrevía a darle, temiendo que el golpe fuera después más rudo. Al fin le dejó llorar en silencio largo rato. Quedó abstraído en intensa meditación con los ojos fijos en el suelo. Pero lo que en su cerebro bullía reflejábase en ellos pasando como ráfagas vivas. A medida que el tiempo trascurría estas ráfagas se fueron haciendo más recias.

Un momento después entró Fernando. Era un joven y hermoso caballero en la flor de su edad; sus cabellos estaban naturalmente rizados, y llevaba con mucha gracia una capa de paño azul y una espada con empuñadura de oro ricamente cincelada. En sus expresivos ojos reflejábase el valor español, templado por la gracia y el abandono de la juventud.

Yo, entretanto, lleno de singular emoción, esperaba sus confidencias. Su voz tenía algo de grave y solemne. En su rostro, particularmente, reflejábase una expresión que en nadie había yo observado hasta entonces. Su frente parecía marcada por el sello de la fatalidad. Tenía la tez pálida, y sus ojos, negros, despedían un fulgor extraño.

Es verdad... es verdad dijo Gallardo con súbita palidez por estas palabras del bandido. Reflejábase en su rostro el temor supersticioso que le acometía al aproximarse los momentos de peligro. Su destino le parecía igual al de aquel vagabundo terrible, que forzosamente un día u otro había de caer en su lucha desigual.

Era más de mediodía. El cielo, de un gris blanquecino, amenazaba con más nieve. La luz de interminable crepúsculo reflejábase en la blancura con tonos lívidos. Maltrana caminaba desalentado, con los brazos caídos, sin saber adónde dirigirse. Su voluntad desplomábase, vencida, falta de fuerza para luchar: quería morir.

El día estaba muy hermoso y el ambiente seco; alguna vez era preciso salir del cuarto. Pedro contestó, sonriendo, que no se hallaba con ánimo todavía para pasear. Mas en la sonrisa que contrajo sus labios reflejábase una tristeza tan profunda y tan grande abatimiento, que la condesa se le quedó mirando un buen espacio tratando de sondarle el alma.

Esforzábase, sin duda, en aparecer sereno, pero en su rostro demudado reflejábase, tal expresión de dolor y angustia, que conmovía hasta lo más hondo del corazón.