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Aquí, aquí, solamente aquí, en este augusto templo que hemos erigido los varones de la sangre azul para dar culto a ciertas nobles necesidades de nuestras refinadas costumbres, le limpiaron un caudal. Según eso, ¿continúa en la casa la afición? Y para continuar. Aquí no se hace otra cosa, y se despluma en un credo al lucero del alba.

Entre estos hombres de la simple naturaleza, á quienes jamas atormentó la envidia, el robo, esta plaga moral de las civilizaciones mas groseras como de las mas refinadas, tampoco es conocido.

Con esfuerzos sobrehumanos, empleando la actividad corpórea, la atención intensa y la inteligente travesura, Benina le daba de comer lo mejor posible, a veces muy bien, con delicadezas refinadas. Un profundo sentimiento de caridad la movía, y además el ardiente cariño que a la triste señora profesaba, como para compensarla, a su manera, de tantas desdichas y amarguras.

A las once, el calor y la afluencia de gente hacían ya insoportable la estancia e imposible el tránsito por los salones del marqués de Butrón: hallábanse abiertas de par en par cuantas puertas y ventanas había en la casa, y más que concurso de gentes, parecía aquello un confuso revoltijo de joyas, plumas, flores, telas vistosísimas y mujeres medio desnudas, entre las que se destacaban las manchas oscuras de los hombres, revolviéndose entre ellas sofocados y sudorosos, como un enjambre de gusanos negros que hubiera fermentado aquella compacta masa de mundo, demonio y carne... En el gabinete más próximo al vestíbulo, el marqués y la marquesa de Butrón recibían a sus convidados, viendo desfilar con la misma amable sonrisa grandes nombres y grandes vergüenzas, inocencias completas y malicias refinadas, honras sin tacha y reputaciones escandalosas, barajadas y confundidas en aquella casa, sin disputa alguna noble y honrada, por la impúdica y funesta tolerancia de las grandes sociedades modernas.

La baronesa, a quien el silencio era odioso porque le hacía pensar en la muerte, gustaba de todo ese movimiento, si bien mezclándose poco directamente a él por cuanto el reuma no le dejaba casi momento de reposo; pero ya desde su sillón de donde daba órdenes como desde un trono, ya sentada a la sombra de los copudos árboles del parque, complacíase en ver agitarse aquella brillante juventud, que la formaba una pequeña corte, deleitándose en ver desfilar aquellos breacks, aquellos mails llenos de exquisitas elegancias, rebosando refinadas alegrías.

Ser dueño del movible palacio que al anclar frente á las ciudades hacía correr á las muchedumbres como un espectáculo raro no era suficiente para Miguel Fedor. Y creó algo más interesante aún que los salones lujosos y las refinadas comodidades del Gaviota II: su orquesta. La sensualidad de la música era para él la más preciosa de las emociones.

Fuera de esta dote natural que la acercaba a las señoras de verdad, Amparo era en su trato tan tosca, tan incivil, tan bestia y tan ignorante como lo son casi siempre en España las criaturas de su condición, al menos en el presente momento. Más adelante quizá lleguen a ser tan cultas y refinadas como las cortesanas de la Grecia.

En las noches tibias del trópico, bajo una luna enorme de color de miel que convertía el mar en planicie de azogue, los ejecutantes, vestidos de frac y sentados en la cubierta superior ante las filas de atriles iluminados por lamparillas eléctricas, iban desarrollando en una atmósfera dormida que guardaba tal vez los primeros vagidos del nacimiento del planeta las melodías más originales, las combinaciones de sonidos más refinadas que engendró el sublime delirio del artista hecho dios.

Para orientarse en el mundo, más allá del hábito heredado en el instinto, es necesario tener un concepto, una idea, una explicación del mundo, muy burda en un principio, y de más en más elaborada después, porque solamente las explicaciones burdas pueden satisfacer a los entendimientos burdos, y solamente las explicaciones refinadas pueden satisfacer a los espíritus refinados.

Esta inclinación creció y maduró con los años, y llenó su reinado, no exento de crítica por otra parte, con fama que resonó á lo lejos, convirtiendo á la corte de Valladolid en teatro de suntuosas fiestas, y en foco de refinadas y espirituales costumbres.