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Su indulgencia por las debilidades por que ella también había pasado, su buen humor, sus buenos consejos, y su situación de familia y de fortuna, valíanle, a pesar de los recuerdos todavía vivos de su juventud, la simpatía general. Su salón era muy buscado; allí se reunían los hombres más distinguidos en la política, la literatura y las artes.

Su historia no había alcanzado a durar un mes, ¡pero con vida tan intensa!... La separación daba mayor relieve a los recuerdos.

Todos esos monumentos hacen mucho honor á los Belgas: un pueblo que sabe mantener el culto de los grandes recuerdos patrióticos no será esclavo jamas. Para completar la visita de Brusélas, dirigíos hácia el Jardin Botánico, y luego, á las cinco de la tarde, al Zoológico. Ambos deben su existencia a la iniciativa individual, si bien el primero es particularmente protegido por el Estado.

Entonces te cansaste de la soledad y pensaste en lo venidero, tu naturaleza tierna ha llamado vagamente y sin darte cuenta de ello, al amor, y como eres de esos hombres en quienes los recuerdos ejercen un poder sin límites, la primera figura que ha aparecido en tus sueños, ha sido la de una amiga de tu infancia.

Además, al llegar al bonito Hotel del Valle, del único que tenía buenos recuerdos de todos los de la ruta, vi en la puerta a las señoritas Tanco que también iban a Europa. Ante la perspectiva de una buena noche en agradable compañía, renuncié a mi inútil y quijotesco propósito de llegar a Honda en el mismo día. Mi compañero, que iba a reunirse con su familia, insistió y siguió viaje.

Pero ¿sería el enervamiento causado por sus fatigas? Ese día sentía impulsos de rebelión desconocidos en su alma. Los paseaba, sin poderlos disipar, entre aquellos muros donde había crecido; erraba, desamparado, en aquella fábrica que contenía todo su pasado, retenido por la fuerza del hábito y por el deber, buscando en todos lados sus viejos recuerdos.

Y como le pareciera alambicado y poético este sentimiento, se consagró a enamorar de todo corazón a la viuda por aquella tarde. Era lo que llamaba ella saborear los recuerdos.

Los recuerdos de mi infancia están estrechamente ligados con la Hacienda de San Isidro Labrador, en donde residíamos la mayor parte del año.

El buen Lesperut, el cariñoso y honrado Lesperut, abre los ojos con esfuerzo, procura dar vigor á su pupila, sonrie expansivamente, y nos ve y nos escucha con un regocijo que nos tiene encantados. ¡Con qué efusion recitaba las cartas que habia recibido de una Isabel, de quien conservaba recuerdos amorosos! ¡Con qué cordialidad hablaba tambien de una doña Gertrudis, ama de un abogado de Salamanca!

Fatigado por su trabajo de la mañana, mecido por el rodar del carruaje, se abandonaba a una soñolienta contemplación en que las imágenes percibidas despertaban en su espíritu vagos recuerdos.