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Eje del mundo=. Se da este nombre á la línea recta que une los dos polos celestes, y á cuyo alrededor se efectúa el movimiento diurno. En el ecuador, el eje del mundo aparece recostado sobre el horizonte.

Hasta el anochecer estuve recostado sombríamente en la borda del buque, viendo el mar liso como una vasta pieza de seda azul, doblarse a los lados en pliegues suaves; poco a poco grandes estrellas palpitaron en la concavidad negra, y la hélice en la sombra iba trabajando rítmicamente.

Hace un momento, después de dos largas horas de trabajo a la sombra del único árbol del jardín, entre las matas de rosales, y a pesar del vientecillo que levantaba las hojas de mi libro, mi padre se ha recostado en su butaca, después de sujetar cuidadosamente las cuartillas cubiertas de su fina letra, y me ha mirado con sonrisa de aprobación.

Abajo, en el comedor, el rechinar de un piano agrio y destemplado, la sonora y brutal carcajada de un jugador de órdago, el ruido de botellas que se destapan, la vocería insípida de un juego de prendas. Sobre el puente, el joven oficial de guardia, inmóvil, recostado sobre la baranda, meciéndose en los infinitos sueños del marino y reposando en la calma segura de los vientos dormidos.

En la media luz que el farol de la esquina esparcía en aquel rincón se destacaba bien clara la silueta del malagueño recostado sobre la reja, con su americana corta, pantalón claro ceñido y sombrero cordobés de alas rectas. Sin darme cuenta de lo que hacía, avancé con lentitud, el paso vacilante, y me cercioré de que detrás de la reja se hallaba Gloria.

«En un santiamén se sienta la gente marina en el suelo á la mesa, dando la cabecera al Contramaestre. Uno echa las piernas atrás, otro los pies adelante; cuál se sienta en cuclillas y cuál recostado y de otras muchas maneras.

Encontrábame yo, con mi guía, cerca del lago Pavin, recostado en la hierba al borde del cráter y contemplando a mis pies las aguas puras y transparentes que a cada instante creía ver en ebullición, lo que me hubiera divertido y espantado, cuando sentí pasos a mi espalda: eran otros viajeros.

El P. Jacinto acudió entonces á donde estaba Clara, que Lucía había recostado en un sofá. Clara volvió en del desmayo, exhaló un suspiro y rompió á llorar con desatado y copioso llanto. ¡Clara, amiga querida! dijo Lucía. Cálmate, niña, cálmate, exclamó el P. Jacinto. ¡Dios santo y misericordioso! dijo Clara.

¿Quién sabe si el mar aborda detrás del eco postrero de la canción lenta y sorda que, recostado en la borda, canta el bravo marinero? Mi ser tras de ti se lanza; sólo allí, en la inmensidad, el alma a entrever alcanza de su insegura esperanza la anhelada realidad. Del infinito en presencia, sólo la vital esencia puede sentir explicable el eterno e insondable misterio de la existencia.

Pareciome que la onda de luz deslumbradora inundaba en regenerador bautismo la humilde cabeza de la mujer cuyos cabellos, como en la bella y dulce leyenda del Evangelio, besaba los pies del que amaba: hasta prestó una bondadosa poesía al irregular perfil de Yuba-Bill que con abiertos y pacientes ojos velaba en guardia, medio recostado entre este grupo y los viajeros.