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En compensación de la historia de los disturbios debe recordarse, en mérito de las naciones afectadas, que tres disputas de límites que podían haber provocado una guerra, fueron sometidas a arbitraje, quedándose conformes los contendientes con el fallo rendido.

Nunca pudo recordarse con más oportunidad aquello de «a rey muerto, rey puesto». «¡Al fin, mujer! Tanta promesa, tanto juramento, y luego... Todas son iguales seguía monologueando don Juan . Mientras no tienen idea exacta de lo que es el hombre, se embriagan de poesía y de ilusiones; pero en cuanto lo saben, quieren hartarse de realidad.

Este particular, como puede recordarse, no escapó a la mirada de la señorita de La Treillade, ¡penetrante y adelantada criatura!

Este suceso tuvo gran resonancia en la corte, que ya se había ocupado muchas veces de las ruidosas aventuras del príncipe. Sus duelos, sus amores, sus escandalosas fiestas, irritaban al joven emperador, empeñado en moralizar las costumbres de sus allegados. En las reuniones aristocráticas volvieron á recordarse las extravagancias de la casi olvidada Nadina Lubimoff.

El azotado verdugo se llamaba Onofre Bartola y era hombre de historia un tanto original, que bien merece recordarse.

Hasta que ese dia llegue, nosotros hacemos votos por la prosperidad de Portugal, nacion cuyo progreso y adelantamiento deseamos sinceramente. Y aquí, porque nada se me ocurre, porque creo que nada mas merece recordarse en este libro, termina esta ligera nota sobre la capital lusitana. De todas las capitales que he visitado, solo he dicho lo principal, sin extenderme demasiado aunque tenia asunto.

El pobre tiene inclinación a mirar con envidia al rico; sin embargo, debe recordarse que muchos hombres y mujeres que van cómodamente arrellanados en sus lujosos carruajes y servidos por sirvientes de librea, contemplan con anhelo a esos humildes trabajadores de las calles, bien convencidos de que esos millones de seres que ellos designan con el término de «las masas», son, en verdad, mucho más felices que ellos.

Poesías escribió también Lope muchas en Sevilla, y de ellas merece recordarse la carta que dirigió en 1603 á un amigo, y en la cual dice: «...Pan de Sevilla regalado y tierno, masado con la blanca y limpia mano de alguna que os quisiera para yerno. Jamón presunto de español marrano de la sierra famosa de Aracena, á donde huyó del mundo Arias Montano.

Si en los últimos diez años se ha visto á los mercenarios suizos saqueando a Peruza, como soldados del Papa, y defendiendo con atrocidades la causa de los Borbones de Nápoles, debe recordarse tambien, en honor del radicalismo helvético, que las asambleas y el gobierno de la Confederacion han adoptado en esta época medidas enérgicas para poner término al mercenarismo.

Mientras tanto los criados comenzaban a dar vuelta a la mesa presentando los platos. Otros, con la botella en la mano, murmuraban al oído de los invitados: Sauterne, Jerez, Margaux, en un tono cavernoso semejante al que emplean los cartujos para recordarse mutuamente la muerte. Yo no bebo más que champagne frappé hasta el fin dijo Pepa Frías al que tenía detrás.