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Cuando la comunidad salía de la capilla, doña Manolita, que había entrado de las últimas, sofocada, se acercó a la Superiora y le dijo que Mauricia estaba en la huerta sobre el montón de mantillo. Ya... en la basura replicó Sor Natividad frunciendo el ceño ; es su sitio. Bajaron las recogidas al refectorio a tomar el chocolate con rebanada de pan.

El domador quedó también gravemente herido. Dos mujeres fueron recogidas con contusiones de importancia, una de ellas, una vieja de un caserío lejano que hacía diez años que no había estado en Urbia, la otra, la madre de Martín, que además de las magulladuras y golpes, presentaba una herida en el cuello, ocasionada, según dijo el médico, por un trozo del barrote de la jaula, desprendido al choque de la bala disparada por una persona desconocida.

La más sensible pérdida de personas excedió con mucho en la jornada de Trípoli á la de Inglaterra. Varían bastante las cifras recogidas por los historiadores; mas tiene fundamentos la de Cirni Corso, que fija en 18.000 los hombres consumidos en la fatal empresa de Berbería, mientras no pasaron de 10.000 en la otra.

A Mauricia le temblaba la quijada, y sus ojos tomaban esa opacidad siniestra de los ojos de los gatos cuando van a atacar. Las recogidas la miraban con miedo, y algunas monjas rodearon a la Superiora para hacerla respetar. «Vaya con lo que sale ahora la tía chiflada... ¡Encerrarme a !

Más adelante tendremos tiempo de discutir la exactitud de estos datos, en cuanto se refieren á sus obras dramáticas. Sus comedias se imprimieron al principio aisladamente; pero se coleccionaron primero doce en 1635, y otras doce en 1637 , y estas mismas se reimprimieron después en la edición titulada Comedias de D. Pedro Calderón de la Barca, recogidas por D. José Calderón y hermanos.

Tenía sin duda mucho de pájaro en figura y gestos, y más, visto en su sombra. Era anguloso y puntiagudo, usaba sombrero de teja de los antiguos, largo y estrecho, de alas muy recogidas, a lo don Basilio, y como lo echaba hacia el cogote, parecía que llevaba en la cabeza un telescopio; era miope y corregía el defecto con gafas de oro montadas en nariz larga y corva.

¡Oh, ya lo sabía!... eres muy bueno... y bastante piadoso... no eres como otros padres ciegos que prefieren entregar sus hijas a los peligros del mundo a dejarlas para siempre esclavas de Señor, recogidas en una santa casa... Gracias, papá, gracias... Yo temía, la verdad, temía que no te pareciese bien mi resolución... Pero Dios te ha tocado en el corazón... Ahora te dejo... me está esperando Marta... Adiós, papá... déjame darte un beso... Adiós.

Liquidada ademas la cuenta de las limosnas recogidas en virtud de la Bula de la absolucion de casos reservados, dejó al cabildo una libranza de un millon ciento veintisiete mil y ochenta y ocho maravedís en que resultaba alcanzado, para que los cobrase de sus rentas la Fábrica de la catedral. Aunque la capilla mayor se habia techado, no estaba concluida.

Era aquella sensación primera de miedo y vergüenza de que se siente poseído el escolar cuando le ponen delante de sus compañeros, que han de ser pronto sus amigos, pero que al verle entrar le dirigen miradas de hostilidad y burla. Las recogidas que encontró al paso mirábanla con tanta impertinencia, que se puso muy colorada y no sabía qué expresión dar a su cara.

Marquesas y duquesas, que habían venido en coches blasonados, y otras que no tenían título pero mucho dinero, desfilaron por aquellas salas y pasillos, en los cuales la dirección fanática de Sor Natividad y las manos rudas de las recogidas habían hecho tales prodigios de limpieza que, según frase vulgar, se podía comer en el suelo sin necesidad de manteles.