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Esta vigilancia continua que ciertamente molesta, en especial á los caractéres independientes, produce muy mal efecto. Mucho aplaudiria yo á los gobiernos que despues de adoptar las medidas necesarias que la tranquilidad de cada pueblo reclama, recibieran á los extranjeros con ménos lujo de accion gubernamental, con ménos formalidades.

Nunca me imaginé que nos recibieran con música: Francia tiene otras cosas en que pensar; pero fué triste ver tan mal interpretado nuestro entusiasmo. Los hombres llamados á las armas por las leyes del país y que se batían obligatoriamente nos miraban con recelo.

Por mayor suerte juzgo la de nuestros compañeros que murieron sin sentir el agravio, que la nuestra que habemos de perecer con tan vivo sentimiento; porque dejar de tomar satisfacion de tantas ofensas, y retirarnos á la patria, fuera indigno de nuestro nombre, y de la fama que por largos años hemos conservado, ni los deudos ni amigos nos recibieran en la patria, ni ella nos conociera por hijos, si muertos nuestros compañeros alevosamente no se intentará la venganza, y se borrará con sangre enemiga nuestra afrenta.

Que si Rocafort viviera cuando los nuestros ocuparon los Estados de Athenas, y Neopatria, tengo por sin duda que no llamaran al rey de Sicilia sino que le recibieran por su príncipe y señor; pues se pudiera hacer con muy justo titulo, habiendo sido Rocafort su general tantos años en tiempos de trabajos, y debajo de cuyo mando, y govierno habian alcanzado tantas victorias, y dado glorioso fin á tan señaladas empresas.

El domingo siguiente, por la mañana, marchaba yo a casa de doña Hortensia, por las calles de Cádiz. Iba con el corazón en un puño. Temía que me recibieran mal o fríamente; pero no: mi paisana y su hija Dolorcitas me acogieron con grandes extremos de amistad. Estaban preparándose para ir a misa, y yo las acompañé hasta una iglesia próxima.

Sólo el niño que había declamado los versos quedó solitario en su asiento, sin padre ni madre que le recibieran en sus brazos; la pobre criatura dirigió una larga mirada al dichoso grupo, y con sus premios en la mano, salió lentamente por una ancha galería en que comenzaban a amontonar ya los criados los equipajes de los niños que se marchaban.