United States or Luxembourg ? Vote for the TOP Country of the Week !


Jacobo bajó en silencio la cabeza, pálido de ira, y se puso a estirar sus guantes sobre la mesa; comprendió que ese tergiversado criterio moral, que disfraza con pomposos nombres ruines defectos y vicios enormes, se lo rechazaban allí por falso; que la política romana llamaba al pan pan y al vino vino, al vicio vicio, a la infamia infamia, y a las pequeñeces monstruosidades, y convencióse, por ende, de que había errado el camino, tratando de justificar el pasado.

Despachábase en las dos boticas del pueblo una cantidad extraordinaria de cebada perlada; algunos rechazaban a la mesa el vino, con sorpresa de sus consortes; y dulcificábase extremadamente el carácter de los señoritos en el trato con las criadas.

En el verano puede pasar este país; ¡pero en el invierno! Don Rosendo, Alvaro Peña y don Rufo, inundados de felicidad y gratitud, se ruborizaban, rechazaban aquellos elogios, como si fuesen dirigidos a ellos. El Duque siguió hablando como si no hubiese escuchado siquiera sus exclamaciones. Es más abrupto que el de las Provincias, los tonos más pronunciados.

Había en aquella adhesión y cariño que toda la familia le mostraba, en lo franca y resueltamente que se ponían de su parte y rechazaban con horror a la extraviada hija y hermana, algo que a Gonzalo le conmovía y le sofocaba a un mismo tiempo.

Antes de acomodarse en los coches se pasó cerca de media hora, cambiándose entre unos y otros interminables bromas que hacían fluir las carcajadas. Casi todos estaban roncos. Los hombres, perezosos para meterse en los vehículos, hacían traer á ellos bateas con cañas y las servían á las hembras, que las rechazaban riendo, cuando no les bañaban el rostro con ellas.

Por eso importaba cerciorarse de la naturaleza de las relaciones de los dos rusos; pero ninguna luz arrojaron sobre ese punto las declaraciones tomadas en Zurich entre las personas que conocían a Zakunine y a la Natzichet: nadie sabía si en realidad eran amante y querida; algunos lo sospechaban, otros rechazaban la idea, y hasta sobre si eran o no capaces de haber cometido el delito, los pareceres eran también en esa ciudad muy diversos.

Se clareaban nuestras líneas, especialmente las formadas con voluntarios; volvían a verse compactas y formidables, avanzando como una muralla de carne; oscilaban después y parecían resbalar por la pendiente cuando las patas delanteras de los caballos de los coraceros principiaban a martillar sobre los pechos de nuestros soldados; luego éstos rechazaban a los animales con sus haces de bayonetas; caían para levantarse con frenético ardor o no levantarse nunca, hasta que, por último, el ala francesa se puso en dispersión, replegándose hacia la carretera.

El aperador, al sentarse, creyó que se sumergía en las faldas y las susurrantes ropas interiores de la hermosa, quedando como pegado a ella, en ardoroso contacto con un lado de su cuerpo. Los muchachas rechazaban con remilgos los primeros ofrecimientos del señorito y sus compañeros. Gracias; ellas habían cenado.

¿No quiere ahora hablar conmigo, Muñoz? Hizo ella esta pregunta en un tono ligero, casi de queja. Cuando quiso él responder, sintió, aterrado, la inutilidad de todo lo que podría decir, de todo lo que había cavilado muchas veces en la espera larga de una explicación definitiva. Iban a subir palabras a sus labios y su voluntad las rechazaban con desesperación.

Ni yo podía pensar de otra manera: la corrupción de la mujer por medio del oro, me repugnaba: la rechazaban mi corazón y mi dignidad, y como jamás pensamos voluntariamente en lo que nos repugna, ni reparé que en Amparo existían los gérmenes de una gran hermosura, ni me incitó su pureza, ni miré en ella más que un ser débil digno de protección.