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Lo mismo me parece eso, que lo que aquí se hace de tejas abajo, quitando al poder el título de rey para llamarlo presidente, primer cónsul o protector. Estoy cierta de que antes de haber consumado del todo su rebeldía, Lucifer nombraba a Dios el Ser Supremo. Pero tía, no podréis negar observó Rafael que es más respetuoso y aun más sumiso. Anda a paseo, Rafael contestó con impaciencia la marquesa.

Calló un momento, herido por aquella frase cruel. Luego dijo con humildad, acercándose á ella: Sabes que soporto todo cuanto quieras... hasta una bofetada en medio de la calle... Te quiero tanto, ¡tanto! que si me mandases tirarme por la muralla, me tiraría... si se te antojase la cruz de la custodia, iría á robarla para ti... Pero hay cosas que hieren más que una bofetada, más que una puñalada en el corazón... Te ruego, por tu salud y por la de tu madre, que no me des más celos... Mira que me estás quitando la vida...

El Caín que representa la famosa Compañía Ravel me despierta la imagen de Quiroga, quitando las posiciones artísticas de la estatuaria que no le convienen. Por lo demás, su fisonomía era regular, y el pálido moreno de su tez sentaba bien a las sombras espesas en que quedaba encerrada.

Hostigado de los clamores de los vecinos, que deseaban poner á salvo sus vidas y haciendas, se vió precisado á buscar un seguro asilo, á 12 leguas de distancia de aquella villa, y esperar con menos sobresalto el socorro que tenia pedido, acompañado solamente de los pocos que estuvieron enteramente determinados á seguirle, quitando por este medio la ocasion de que aquellas provincias intentasen tal vez redimir sus intereses del indulto que recelaban, con el atentado de arrestar su persona, para entregarla despues al caudillo de la rebelion, como lo solicitaba.

Nos queda ahora por explicar el origen de lawa que es lo que verdaderamente encierra el significado de dos: proviene del tahitiano a-rua, ó más bien rua, quitando la partícula enunciativa que ya conocemos.

Después de subir Leto tan arriba en la escala de lo negro, sucediole lo que a todos los espíritus exaltados movidos de las mismas aprensiones: que no pudiendo pasar de lo peor ni teniendo paciencia para quedarse quietecito donde estaba, comenzó a descender muy poco a poco, para cambiar de postura; y de este modo, quitando una tajadita a este supuesto, y un pellizquito al otro, y dando media vuelta al caso de más allá, fue encontrando la carga más llevadera y el cuadro general a una luz menos desconsoladora.

No te sobresaltes respondió el Diablillo ; que no nos han conocido ni nos pueden ver, como te previne; que el que ha dicho la pobra que viene es aquel que entra agora, que trae una pierna de palo y una muleta en la mano y se viene quitando la montera, y entre ellos le llaman el Diablo Cojuelo por mal nombre, que es un bellaco, mal pobre, embustero y ladrón, y estoy harto cansado con él y con ellas porque le llaman así, que es una sátira que me han hecho con esto, y que yo he sentido mucho; pero esta noche pienso que me lo ha de pagar, aunque sea con la mano del gato , como dicen.

ASCLEPIGENIA. Para despedida, te permito que me des un casto beso en la frente. ASCLEPIGENIA. ¡Adiós, amadísimo Proclo! EUMORFO. ¿Sabes lo que digo, maestro? PROCLO. Di, y lo sabré. No quiero tomarme el trabajo de adivinar tus pensamientos. EUMORFO. Pues digo que se me van quitando las ganas de estudiar filosofía. PROCLO. ¿Y por qué? EUMORFO. Porque la filosofía vuelve tonto a quien la estudia.

Las rentas para mantener estas casas deberían salir de las utilidades de todos los pueblos, sacando tres por ciento, y aplicando también al mismo fin el valor de las obras que se trabajasen en el hospicio, y el producto del paso de los ganados que atraviesan el Paraná por Candelaria, haciéndolo paso preciso y quitando el que transiten por otra parte; y si el gobierno encontraba algún otro ramo o arbitrio, pudiera aplicarlo a este mismo fin.

Uno de los remedios que el cura y el barbero dieron, por entonces, para el mal de su amigo, fue que le murasen y tapiasen el aposento de los libros, porque cuando se levantase no los hallase -quizá quitando la causa, cesaría el efeto-, y que dijesen que un encantador se los había llevado, y el aposento y todo; y así fue hecho con mucha presteza.