United States or Curaçao ? Vote for the TOP Country of the Week !


No era ensabanado, porque, como primer ministro y favorito que había sido de Faraón, no podía vestirse pobremente con sábanas. Y no era tampoco encolchado, porque iba sólo con la túnica y no llevaba colcha, o sea, manto o capa, a fin de indicar que la mujer de Putifar se había quedado con ella.

No hubo en aquel momento rasgo de casta entereza que no recordara con desprecio. ¿Qué José, huyendo de la mujer de Putifar? ¿Qué Octavio, esquivando a Cleopatra, podían comparársele?

Y es tal el resplandor con que brillan, que ha de costarnos muchísimo resplandecer por nuestras acciones por cima del resplandor que despiden ellas con sólo manifestarse. No creas que Putifar fue un personaje insignificante.

Hay además quien asegura que Putifar era muy buen letrado, que poseía casi toda la ciencia de los egipcios, y que compuso memorias sobre las inundaciones del Nilo y sobre otros puntos no menos importantes. Pero todo esto se ha olvidado y ya nadie le recuerda ni le nombra, sino a causa o por culpa de su mujer.

Lot y sus hijas, Dina y el príncipe de Siquén, los habitantes de Pentápolis, la señora de Putifar y los caballeritos dandíes y gomosos, que vivían en Bactra, en Ur o en Menfis, sabían cuanto hoy pueden saber en punto a voluptuosidades todas las ninfas de París y sus mantenedores y parroquianos.

Sólo se habla de él cuando de ella se habla, llamándola, la mujer de Putifar, por donde él es sólo mencionado como marido. Escarmentemos pues en cabeza ajena y procuremos que nada semejante nos ocurra. Este y otros razonamientos por el mismo estilo tenía a Morsamor sobre ascuas.

Las historias sagradas y profanas están llenas de casos parecidos. Sin la mujer de Putifar jamás hubiera resplandecido con luz propia, ni hubiera logrado gloria imperecedera la castidad de José, hijo de Jacob.