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Tuve, no obstante, prudencia para contenerme y limitarme por entonces a demandarle una tarjeta expresiva para el capellán del colegio del Corazón de María. ¿Don Sabino Guerra?... Hombre, , le conozco. Fue sacristán algunos años en el Sagrario. Sacó de un escritorio de roble tallado una tarjeta y se puso a escribir sobre ella.

Voy á contar cómo fue al quemadero el inhumano que tantas vidas infelices consumió en llamas; que á unos les traspasó los hígados con un hierro candente; á otros les puso en cazuela bien mechados, y á los demás les achicharró por partes; á fuego lento, con rebuscada y metódica saña.

Su aparición en aquel traje solemne hizo temblar a Marta en los primeros momentos, pero luego, dominada por la necesidad, se puso de pie sonriendo y respondió al saludo de Mathys con suave amabilidad. Esta acogida amistosa alentó al intendente, que se aproximó triunfante, y le dijo con expresión ligera: Mi querida Marta, estáis sin duda sorprendida de verme en este traje, ¿verdad?

La puso sobre la mesa y la envolvió en una mirada tierna y compasiva. ¡Pobre niña! murmuraron sus labios. ¡Por qué andarán tan mal arregladas las cosas de este mundo!

15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías delante de la fuerza de la batalla, y desamparadle, para que sea herido y muera. 16 Y aconteció, que cuando Joab cercó la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.

Eran de un fulgor vivísimo aumentado tal vez por sus ojeras, y como abyssus abyssum invocat, aquellos ojos se fijaron en los profundos y cóncavos del P. Salví que los tenía desmesuradamente abiertos como si viesen algun espectro. El P. Salví se puso á temblar. Esfinge, dijo Mr. Leeds, ¡dile al auditorio quien eres! Reinó un profundo silencio.

El Bidasoa corre manso y cristalino por un bonito valle, arrastrando en gran cantidad las maderas que produce Navarra. Naturalmente llama la atencion la isla de los Faisanes por la sola circunstancia de haber sido el teatro de ese famoso tratado de Don Luis de Haro, que en 1689 puso fin á la guerra de sucesion y dió lugar al advenimiento de los Borbones en España.

Paseó la plaza, y, llegando donde las dueñas estaban, se puso algún tanto a mirar a la que por esposo le pedía. Llamó el maese de campo a don Quijote, que ya se había presentado en la plaza, y junto con Tosilos habló a las dueñas, preguntándoles si consentían que volviese por su derecho don Quijote de la Mancha.

Después siguió adelante, siempre a lo largo de un costado de la gigantesca caverna que cruzábamos, y nosotros lo seguimos, acercándonos cada vez más a esas ruidosas aguas, hasta que al fin nos ordenó pasar, y se puso a examinar las toscas y escabrosas murallas sobre las cuales resplandecían grandes estalactitas brillantes.

El pintor tenía terminado su trabajo y cubiertas las cuatro grandes figuras con otros tantos trozos de percal; a fin de que no les cayese polvo que ensuciara y velase la pintura fresca. Quitó Molina el primer pedazo de percal al entrar el deán, y en la cara que éste puso comprendió lo mucho que le gustaba la figura.