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; ... no puedo continuar manteniendo estas relaciones secretas contigo.... Escosura ya está advertido y se ha ofendido mucho con razón.... Además, me parece feo el tener dos amantes.... Eso queda para Lola Madariaga. Hasta ahora he pasado por ello porque comprendo que me has querido y que me quieres mucho.... Yo también te he demostrado siempre amor verdadero. No puedes quejarte.

El viejo deja caer el fardo que lleva en los brazos, y luego se desploma sobre este asiento improvisado. No puedo más.... Voy á morir. Gime como un pequeñuelo. Su pobre cabeza de ave desplumada se agita con el hipo que precede al llanto. Valor, mi hombre.... Tal vez no estamos lejos. ¡Un esfuerzo! La viejecita quiere mostrarse enérgica y contiene sus lágrimas.

28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron bienes, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron males, a resurrección de juicio. 30 No puedo yo de mismo hacer nada; como oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, del Padre.

Ha llegado el momento de usarlo para las necesidades de nuestra vida. Es mío; ¿puedo dudarlo? Pertenecía á alguno de mis parientes, que lo depositó allí para tenerlo seguro. A me pertenece ahora; á , que lo encontré.

Un anciano, apoyado en el brazo de una joven, gritaba con tono de mal humor: No andes tan de prisa... no puedo seguirte.

En una palabra, si me atengo á lo que he oído, puedo asegurar que España es el país clásico del amor...................................

Y yo, conviene que así lo entiendas, no acudo ni quiero ni puedo acudir a medios sobrenaturales para obrar mis prodigios.

ABIND. ¿Que así lo manda el Rey y así lo escribe? ZOR. Hijo, Dios sabe lo que a me pesa; Si basta solamente decir hijo. ¿Cómo puedo exceder de lo que él manda?

No puedo negar que, á pesar de haberme infundido este amor verdadero, yo persistía en mi propósito de sacarla de allí violentamente, de llevármela como una cosa mía. No consideraba esto como un agravio, y hubiera matado á cualquiera que, interpuesto entre ella y yo, me la hubiera quitado. Yo supe no me lo dijo ella que existía una persona á quien quería mucho. Esto me desconcertó.

El doctor revoloteaba a mi alrededor como un moscardón; he tenido que hacerle sentar en un rincón. Cuando tengo prisa, no puedo sufrir que la tengan los demás; el que me ayuda me incomoda. ¡Y ese asno de Gil que se ha puesto enfermo en la mejor ocasión! Voy a enviarle a París para que se cure, y le ruego que me busque otro criado.