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Jurados y pido justicia. + Don Pedro MorelEsta solicitud fué leída en Cabildo que presidió el Asistente conde de la Puebla del Maestre en viernes 9 de Junio del citado año de 1628, acordándose lo siguiente, según consta en el acta capitular de dicho día y dice así: «Leí la petición de don Pedro Morel alcalde de la cofradía nuevamente instituída dolor de las tres negociaciones de san Pedro en que dicen que quieren hacer la fiesta y piden licencia para correr ocho toros sueltos con atajar las calles y otras cosas que se contienen en la dicha petición;

Si se fija la atención en el movimiento puramente comercial, los muelles del Garona ofrecen el mayor interés. Una inmensa floresta de mástiles puebla los ondas del río, ostentándose las banderas de todas las naciones comerciales del mundo sobre buques de formas y dimensiones variadísimas que alimentan el cambio universal.

Mi casa parece un panteón; y las calles de la Puebla repiten mis pasos como ecos de cementerio. Los recuerdos son allí mi única compañía, y los recuerdos me asesinan. Lo mismo me pasa a exclamó Salvador . Sin familia, solo, privado de todo afecto, parece que estoy condenado, por mis culpas, a vivir sobre el hielo.

En agosto hubo ocho toros en la plaza de San Francisco que fueron de don Bartolomé de la Puebla, jurado de Sevilla, en 25 ducados cada uno. Hubo fiestas de toros en la plaza de San Francisco y se levantó un tablado delante de las casas del Cabildo para que las presenciase la señora Marquesa de Montesclaros.

Si te retiras a alguna parte a vivir pacífica y honradamente, ¿a quién volverás los ojos para decir: « eres mío»? ¿Los volverás a tu mujer? No. ¿Buscarás algún pariente en la Puebla? No los tienes. ¿Buscarás amigos? Tu carácter rechaza las amistades nuevas. Abre los ojos y ve claro, desgraciado; no niegues la evidencia. Por más que busques no hallarás más familia que yo.

Que desde el Volcan, caminando por cerca de la costa del mar, hay como 100 leguas hasta el Rio Colorado, que en ese y en el de Sauce, que está como 30 leguas mas allá, y en su intermedio, habita la nacion Tehuelches, que tiene muy poca comunicacion con los cristianos, y que por aquella parte puebla esta nacion las orillas del mar.

El aparato del culto católico, en el cual había fijado poco la atención, empezó a fascinarle; el dulce recogimiento del templo, a la caída de la tarde, cuando se puebla de sombras y de murmullos, le infundía suave desasosiego, cierta ansia especial de un nosequé elevado y arcano; los olores del incienso y de la cera eran para él como grato beleño que le adormecían arrastrándole a regiones gloriosas de dicha inmortal; los actos de caridad frecuentes le producían un dejo agradable y grande bienestar que acrecía su fe; la humillación del sacramento de la penitencia, que al principio tanto le repugnaba, llegó a ser un manantial de goces que él mismo no sabía de dónde procedían ni de qué modo embargaban su alma.

Empezó pues el Muy Ilustre Señor Don Pedro Guerrero de Bolaños, Inquisidor Apostólico, asistido de Don Juan de la Puebla, Secretario del Secreto, a llegarse al fallo, y entrando en el encierro de Pedro Onofre Cortés de Guillermo, alias Moxina, le notificó que habiéndose visto y comunicado su causa con personas muy doctas, de grandes letras y ciencia, siendo sus delitos tan graves y de tan mala calidad, se había hallado, y juzgado, que para ejemplo de ellos había de morir el martes siguiente; así que se previniese, y apercibiese; y para que lo pudiese hacer como convenía, le dejaba allí tres religiosos.

¡Error! ¡error grosero! la raza anglo-sajona que puebla el Norte de América, no tiene analogía ni remota con la indefinible y degenerada latino-portuguesa que habita el Brasil.

Tengo buena memoria, de todo me acuerdo, pero me parece que veo las cosas de ese tiempo como entre sombras, como en el fondo de una calle obscura.... ¡Hace ya tantos años! Recuerdo que vivíamos en una ciudad muy grande, no si en Puebla o en México. Acaso en México, porque los edificios eran hermosos y altos, y veía yo desde el balcón muchos coches que iban y venían.