United States or Costa Rica ? Vote for the TOP Country of the Week !


Como se aproximaba la noche y nada tenía resuelto, fue a pedir consejo al viejo de la barraca inmediata, un carcamal que sólo servía para segar brozas en las sendas, pero de quien se decía que en la juventud había puesto más de dos a pudrir tierra. Le escuchó el viejo con los ojos fijos en el grueso cigarro que liaban sus manos temblorosas cubiertas de caspa.

El foco de la insalubridad de Tayabas, está precisamente en su misma riqueza; sus productivos regadíos, llamados tubiganes, alientan el virus palúdico que emponzoña la atmósfera, originando las tan conocidas y temidas calenturas que tantísimas víctimas hacen, sobre todo de Julio á Octubre, meses en los que la tierra descansa y hace pudrir con la ayuda del agua estancada, las raíces y demás hierbas que deja tras la siega del palay.

Se sentaron todas después de muchos remilgos de exagerada etiqueta, y la Escribana madre fue quien habló la primera. Se habían creído obligadas a dar la bienvenida y ofrecer sus respetos a los señores de Peleches, no solamente por la posición que ocupaban ellas en la sociedad de Villavieja, «aunque humilde, de alguna importancia», sino por lo íntimo de las relaciones que siempre hubo entre su difunto marido y la casa de Bermúdez. (Puro embuste.) Por otra parte, había entre las personas «propiamente decentes» de allí, verdadera necesidad de cultivar un poco el trato de las gentes bien nacidas y de buena educación, porque «ustedes no saben cómo se va poniendo esto de día en día... ¡atroz! ¡les digo a ustedes que atroz!» Y no estaba la culpa precisamente en el empeño de las de abajo en subirse muy arriba, sino en algunas que por haberse tenido siempre por de lo más cogolludo, no podían sufrir que otras tan buenas como ellas, por donde quiera que se miraran, se pusieran a su lado; y no pudiendo asombrarlas ni siquiera deslucirlas en tanto así... ni competir con ellas, si bien se miraba, en dinero, ni en elegancia, ni en educación, se dejaban pudrir entre cuatro paredones viejos, o andaban al revés de todo el mundo. Y claro estaba: los sitios que dejaban desocupados ellas «en la buena sociedad», los iban ocupando «otras atrevidas del zurriburri»; se hacía de ese modo «una mezcolanza atroz», y luego, las gentes que no entendían mucho de estas cosas, a todas las medían por un mismo rasero. Quería la Escribana madre que Nieves lo tuviera todo muy en cuenta para que no se dejara engañar «por la pinta» y supiera «a quién se arrimaba».

No seré yo, en mis días, quien halague su vanidad, gastando los cuatro pesos que importa la jerga franciscana. ¿Querer lujo hasta para pudrir tierra? ¡Hase visto presunción de la laya! ¡Milagro no le vino en antojo que lo enterrasen con guantes de gamuza, botas de campana y gorguera de encaje!

Y ya te aviso que no me vuelvas a pudrir la sangre con tus compañías.... ¿Soy yo aquí alguna niña pequeña? Anda a vender barquillos, que ahí en el paseo hay quien compre, y en la Fábrica maldito si sacas un real en toda la tarde.... La chica vale un Perú Mal que le pese a Josefina y a todas las señoritas de Marineda, las profecías de Borrén se han cumplido.

Pasaba la vida degollando al prójimo, sumiendo a los embajadores en calabozos donde los dejaba pudrir, y por último, era un hombre de energía, que ignoraba por completo ese horrible defecto, que se llama timidez. Y su país ¡qué país! Allí reinan todas las enfermedades y por eso mismo me gustaría llevar a mi marido.