United States or Cuba ? Vote for the TOP Country of the Week !


3 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 4 Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos de mal. 5 Les dijo también: ¿Quién de vosotros tendrá un amigo, e irá a él a medianoche, y le dirá: Amigo, préstame tres panes, 6 porque un amigo ha venido a de camino, y no tengo qué ponerle delante;

Cada día me convenzo más interrumpió Morsamor del fundamento y de la justicia, con que te llamo doncel sutil. Tales son en este momento tus sutilezas, que no las entiendo. Pues préstame atención y óyeme replicó Tiburcio y ya verás, cuán bien me entiendes y cuán claro me explico.

Dando con su abanico un golpecito en la rodilla de Refugio, pronunció estas palabras, a las cuales hubo de dar, no sin esfuerzo, un tonillo ligeramente cariñoso: «Vaya, mujer; préstame ese dinero». ¿Qué? preguntó Refugio sorprendida. ¡Ah!, el dinero. Crea usted que no me acordaba ya de semejante cosa... ¿Pero qué, tanta falta le hace? ¿Es tan fuerte el sofoco?

Dame, arroyuelo cristalino y manso, el suave murmurar de tu corriente, de espuma matizada en el remanso. Préstame inquieto mar tu voz potente, vosotras auras el susurro ledo que vibra en los cristales de la fuente. La fe su inspiración hija del cielo; las cuerdas del laud su melodía, la cristiana oración su grato anhelo y sus cantos la hermosa poesía que busca a Dios, cuando remonta el vuelo.

Cuando yo lo supe, figúrate cómo me pondría y qué de cosas le diría a ese mal aconsejado niño, porque, no tengas duda, le arrastran los amigotes, y Quilito había dado en la manía de hacerse un Creso de la noche a la mañana... ya ves si tenía yo razón y no era tan pesimista... Antes de decirte nada, intenté allegar recursos, empeñando cuanta antigualla de algún precio y chafalonía guardaba en el armario: hasta mi Virgen de Luján ha ido a casa del prendero; y no bastando esto, ¡qué había de bastar! me fuí a casa de misia Petronila a pedirle un préstamo sobre nuestra casita, y no ha querido... ¿qué hacer? el plazo es tan corto, que no da tiempo para nada; ¿hemos de consentir que un pagaré firmado por Aquiles Vargas vaya a manos de ese hombre? ¡no, por Dios!... he luchado con la idea, he luchado, pero no encuentro yo otra solución: Esteven nos ha robado nuestra fortuna, la que, por delicadeza y por orgullo, no hemos querido reivindicar ante los tribunales, fortuna que ha gozado y sigue gozando... pues bien, llega este caso, desgraciado, fatal, y yo, apretándome el corazón y pisoteando mi amor propio, voy a Gregoria, que dígase lo que se quiera, es nuestra hermana... con él no deseo nada, ni verle... voy a Gregoria y la digo: Mira, yo nunca te he pedido nada, nunca te he molestado en la posesión de lo que nos dejó nuestro padre, pero hoy me pasa esto: Quilito, el hijo de tu hermano y de la hermana de tu marido, que es Vargas y Esteven como y como tus propios hijos, debe esta cantidad, y la honra y quizá la vida le va en pagarla: préstame esa suma, Gregoria, y toma mi casa, lo único que poseemos, en garantía; ya ves que no vengo a pedirte nada, no vengo a que me des nada.

Fanales suspendidos en la altura, alborada magnífica de Mayo rival eterna de la noche obscura, préstame de tu luz vívido rayo. Envuelta en densa bruma no sabe a donde va la mente inquieta; dale tu luz al alma del poeta, tus tintas a su pluma. Cantar quiero a María Inmaculada, aquel primer momento en que al surgir de la impalpable nada, tuvo lugar el sin igual portento.

Ester Prynne, gritó con penetrante vehemencia, en el nombre de Aquel tan terrible y tan misericordioso, que en este último momento me concede la gracia de hacer lo que, con grave pecado y agonía infinita me he abstenido de hacer hace siete años, ven aquí ahora y ayúdame con tus fuerzas. Préstame tu auxilio, Ester, pero deja que lo guíe la voluntad que Dios me ha concedido.