United States or Algeria ? Vote for the TOP Country of the Week !


Desde el día de la disputa en que llamó ladrón a Mendizábal, hacía la vista gorda tocante al indiferentismo religioso que le rodeaba; pero claramente se notaba que en él no era todo prudencia, sino falta de arrojo.

Ni siquiera tenía el goce del amor propio y del orgullo, porque sostenía que su grandeza se debía al acaso y no a su carácter ni a su entendimiento y prudencia.

Y si es verdad que el objeto de toda existencia humana se cifra más bien en la transmisión que en la evolución personal, si la dicha consiste en la igualdad de los demás y de las fuerzas, marcho lo más derechamente posible por la senda de la prudencia y podrá usted afirmar que ha visto un hombre feliz.

Mientras yo predicaba justamente la prudencia, apoderóse de un demonio, que experimentó un maligno placer obligándome sin decir oxte ni moxte a hacer ademanes contrarios.

Una filosofía de la conducta, que halla su término en lo mediocre de la honestidad, en la utilidad de la prudencia, de cuyo seno no surgirán jamás ni la santidad ni el heroísmo, y que sólo apta para prestar a la conciencia, en los caminos normales de la vida, el apoyo del bastón del manzano con que marchaba habitualmente su propagador, no es más que un leño frágil cuando se trata de subir las altas pendientes.

Merced a su reflexiva prudencia estuvo, pues, inmejorable. Inesita, por su estilo, estuvo asimismo muy bien. Su serenidad olímpica, su calma divina, no la abandonó ni un instante.

Cuando notó que éstos le habían vuelto la espalda y que la estopa y las herramientas andaban al alcance de sus manos, virgen de toda noción de fueros de pertenencia, creyó lo más natural del mundo trasladar al insondable pecho de su camisa algunas libras de cáñamo y un escoplo; hecho lo cual, por consejo de su prudencia levantóse con sigilo é hizo rumbo al polo opuesto.

Puede mostrar las astucias de Ulixes, la piedad de Eneas, la valentía de Aquiles, las desgracias de Héctor, las traiciones de Sinón, la amistad de Eurialio, la liberalidad de Alejandro, el valor de César, la clemencia y verdad de Trajano, la fidelidad de Zopiro, la prudencia de Catón; y, finalmente, todas aquellas acciones que pueden hacer perfecto a un varón ilustre, ahora poniéndolas en uno solo, ahora dividiéndolas en muchos.

Justa y Engracia eran hijas de una familia honrada, linajuda y rica, ambas casadas; Justa con un propietario que vivía de sus cuantiosas rentas, sin más trabajo que cuidar de aumentarlas, y de quien no tuvo hijos; Engracia con un bolsista de intachable reputación, pero tan confiado en su estrella que aventuraba en jugadas peligrosas más de lo que permite la prudencia.

Roussel no se engañaba contando con el buen juicio de su hijo adoptivo, pero la prudencia de los hombres es engañada frecuentemente por el capricho de los acontecimientos.