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Y porque importa saber lo que el familiar y doña Guiomar hablaron, y lo que hablaron doña Guiomar y su doncella, de ello se va a dar cuenta en el capítulo siguiente. En que se ve cuán dura tenía la Inquisición la mano, aun para sus familiares, y cuánta fuerza, cuánta virtud y cuánta prudencia doña Guiomar para encubrir sus amarguras.

No son estas solamente expresiones mías, sino testimonio de un Superior suyo, quien dice que después de tantos malos tratamientos de su vida, no le pagaba con otra cosa que con reprensiones, á fin de que pusiese freno á sus fervores que, mirados con los ojos materiales, excedían y pasaban los términos de la prudencia; pero siendo él gobernado de espíritu superior á toda prudencia humana, sin poder contener su celo corría siempre más á donde la cosecha de las almas y de trabajos era mayor.

No es posible, sin embargo, después de confesar cuáles son sus faltas, negarle gran talento poético, porque el vigor de sus ideas y el fuego y energía de su exposición indican sobradamente lo que hubiese podido hacer con más prudencia y mejor gusto, á no haberse dejado llevar de su afición á lo extravagante.

En el buen órden del pensamiento filosófico entra una gran parte de prudencia, muy semejante á la que preside á la conducta práctica. Esta prudencia es de muy difícil adquisicion, es tambien el costoso fruto de amargos y repetidos desengaños. Como quiera, será bueno tener á la vista algunas observaciones que pueden contribuir á engendrarla en el espíritu.

No sólo velaba con mucha prudencia y habilidad sobre los intereses que había dejado en América, sino que en Francia también se lanzó en grandes negocios, que llevó a cabo en París como en New-York con el mayor éxito. Para ganar dinero no hay nada mejor que no tener necesidad de ganarlo.

A Huberto le parecía que la prudencia de su madre tomaba un aspecto algo maquiavélico, pero no lo llevaba a mal; sabía que hay que ser indulgente con las exageraciones del amor materno. Las de la señora Martholl le procuraron el famoso medio «honorable

Si por la propia y paladina confesion del empleado en el ramo de correos resulta que la renta del mismo en Filipinas consiguió ventajas en los años de 1832 á 1836, tendremos justificado el réjimen antiguo y el acierto de la medida de encargar la comision á un oficial de la secretaría de gobierno, elejido con todas las formalidades de la ley, y mantenido despues en ella prévia la censura del señor fiscal de S. M., conformidad con el dictámen del asesor de gobierno, hoy digno diputado á Córtes y en virtud de Real confirmacion; de cuyos antecedentes no se hace mas referencia, porque no lo permiten ciertas consideraciones de reserva, de prudencia y de política, que no habrán podido estar al alcance del censurador.

Olvidó todo respeto, echó a rodar toda la prudencia, no previó consecuencia alguna, y, llegándose a Arturo, le dijo, si en voz baja, no tanto que alguno de los otros tertulianos no le pudiese oír: Sábelo para tu gobierno.

Propúsose desde entonces tener mucha paciencia, observar, exagerando la prudencia, y prepararse a contrarrestar enérgicamente el influjo de su hermano cuando fuese necesario. ¿Qué determinaría esta necesidad? No era fácil adivinarlo.

Acertó usted, Amaury, al decir que era capaz de amarme: Felipe me ama. Aún no me ha declarado su amor y doy gracias por ello a la prudencia de su carácter, que no le deja llegar a tamaño atrevimiento; pero eso salta a la vista y estaría yo ciega si no lo hubiera advertido. »Le cree usted capaz de comprometerme, pero nada hay más lejos de la verdad.